Somos fuertes por naturaleza. De
lo contrario no aguantaríamos lo que aguantamos, que es mucho. No soportaríamos
el dolor. Pero además tampoco podríamos soportar situaciones inhumanas como son
el sufrimiento, el desamor, la traición, el abuso, etc. generadas en una
sociedad enferma a causa de la mala leche de unos cuantos.
En momentos críticos escuchamos eso de “Hay
que ser fuerte”. Normalmente ocurre cuando no se puede hacer otra cosa. Es
decir, cuando hay un duelo o cuando las circunstancias son tan adversas que no
dependen de nosotros mismos. Y es lo único que podemos ser: fuertes. ¿Por qué?
Porque hundirse no es muy inteligente ni nada estratégico. De