Desde tiempos remotos el ser humano ha
buscado respuestas a sus preguntas, a sus inquietudes, a sus desasosiegos.
Sobre todo cuando las cosas no marchan como uno quiere o como uno espera.
Cuando la vida fluye, nos despreocupamos y si tenemos conciencia al respecto,
como mucho agradecemos a la vida lo que nos ofrece, pero poco más.
La perspectiva cambia, y mucho, en el momento
en que somos los receptores de acontecimientos no deseados. Lo primero que
ocurre es que reaccionamos emocionalmente, y no como nos gustaría, pero somos