Conocerse a uno mismo es una de las aventuras más fascinantes a la que
uno se enfrenta en la vida. No aceptar etiquetas, ni condenas porque eso es lo
que haremos con los demás. Reconocerse como uno o una de las grandes. Con
autoridad, con poder, con potencial, con enormes valores que aportar al mundo.
¿En qué consiste ese potencial? Muchas veces, eso de lo que creemos carecer es
de lo que más portamos pero que no hemos desarrollado. Y adoptamos pseudovalores
o personajes que no nos hacen justicia.
En el mercado de valores no se aceptan
algunos de los realmente auténticos porque resultan amenazantes o no se atreven
a admirarlos. Pero están ahí. Reconocerlos como valores y dones que nos ha
entregado la vida para el bien es el primer paso. Nuestro amor, nuestra
grandeza,