30 de junio de 2012

Pasado, presente y futuro

Vivir en el presente es la única manera de luchar por el futuro que soñamos. Anclarnos lamentándonos por el pasado, por lo que no hicimos es un indicador de nuestra pasividad y condena para el mañana.
La nostalgia es una onda de melancolía que parece transmitirnos que cualquier tiempo pasado fue mejor. A menudo con esas emociones solemos estar comunicando una pasividad o derrota.

Los tiempos condicionales transmiten miedo, inseguridad, preocupación. A veces arrepentimiento, como ocurre en el pasado condicional. “Si hubiera hecho esto…”
En el presente, lo que comunica es un estudio de mercado poco más o menos. Las estrategias son necesarias, pero hay que tener cuidado con no ser demasiado mentales o dejaremos el alma aparcada. “Si hago esto, ocurre lo otro”. Son estimaciones, probabilidades, pero no lo sentimos de

29 de junio de 2012

Lo que NO soy

A lo mejor para saber quién somos, es más fácil empezar por saber quién NO somos.

¿Por qué? Porque tenemos un alien dentro que nos manipula, que nos invade como un parásito inoculado que crece y crece. Tanto que nos va restando espacio. No es que durmamos con el enemigo, es que convivimos con él, hasta tal punto que no sabemos dónde termina uno mismo y dónde empieza el “otro”. El “otro” podríamos definirlo como el daño nuclear, compuesto de mentiras, desvaloración, manipulación, lobotomías varias y alienación al que le damos autoridad porque ya nos han plantado el chip enajenador. Nosotros lo único que hacemos es repetir y repetir y repetir

28 de junio de 2012

Canto a la libertad

La libertad es un derecho fundamental con el que todos los seres humanos nacemos. Mantenerla en estado puro es una responsabilidad de todos.

La libertad es lo contrario al sometimiento, con o sin consentimiento.

Nacemos libres y para que ese hecho no sea una amenaza al orden establecido, nos someten a un exhaustivo lavado de cerebro cuando no podemos defendernos. Los grilletes invisibles son los que nos mantendrán inmóviles desde ese momento hasta el final de nuestros días, con cadenas que humanamente no podemos romper porque ni siquiera las vemos. Nos sentimos limitados, impotentes y con poca fuerza para conquistar ese

27 de junio de 2012

Resolviendo el pasado en el presente

¿Cuántos años tenemos en realidad? ¿Tenemos la misma edad física que emocional? ¿Cómo sabemos si nuestra edad de madurez corresponde a la de nuestro último cumpleaños? En general, hay una gran parte de nosotras y de nosotros que se quedó plantada en la infancia, a causa de un acontecimiento que no superamos y empezamos a elaborar una defensa que hemos mantenido hasta este momento, si es que no nos hemos puesto manos a la obra para tomar conciencia y resolver.

Un acontecimiento no es necesariamente un momento puntual en que nos rompimos por la mitad. Es un descenso progresivo de nuestra ilusión hasta que llega un momento que la gota colma el vaso y una parte de nuestro mundo feliz se hace añicos. O dos, o tres… Es un drama humano, pero con

26 de junio de 2012

¡Qué bello es vivir!

La euforia genera entrega absoluta. Cuando nos sentimos en paz, felices, tenemos comportamientos generosos. Queremos que todos se sientan bien y hacemos lo posible porque así sea.

¿Cada cuánto ocurre esto? Más o menos, cada vez que hay un acontecimiento que nos saca de la desidia. Y como la desidia cada vez es mayor, el acontecimiento debe ser de más envergadura.

¿Cuáles suelen ser estos sucesos? La victoria de nuestro equipo de fútbol, el proceso de enamoramiento, el momento de alcanzar algo deseado: un puesto de trabajo nuevo o uno mejor, dinero, un premio, volver a ver a un ser amado, un viaje que llevamos planeando durante mucho tiempo… O cuando hemos salido nosotros o alguien a quien queremos

25 de junio de 2012

La sensibilidad frente a la violencia

Vamos perdiendo sensibilidad a medida que la sometemos a estrés, a situaciones críticas, cuando la exponemos abiertamente a la violencia activa o pasiva, de forma que normalizamos esa situación.

Cuando un niño no ha vivido cerca de él ningún tipo de agresión y, de repente, ve a un adulto dando un azote o un cachete a un niño, se queda paralizado, bloqueado, aterrorizado. No sólo por el hecho en sí, que ya es grave, sino por la carga emocional que conlleva.

¿Dónde termina la agresividad y dónde comienza la violencia? La agresividad es defender, y la violencia es atacar. La agresividad forma parte de la vida; la violencia, de la locura. La vida da a todos los seres vivos

24 de junio de 2012

Referentes ausentes, proyectos sin rima

Nuestro cuerpo recoge todos los acontecimientos pasados. Su memoria abarca nuestra vida y la información genética de hasta siete generaciones. Una barbaridad, vaya.

Por eso, ante determinados proyectos basados en las relaciones, saltan las alarmas y, a pesar de poner nuestra ilusión en ellos, reculamos un poco cuando no vemos otras vías posibles que no sean las ya experimentadas, con su consecuente fracaso. Y nos volvemos pesimistas.

La que solía ser precaución natural pasa a ser defensa a gran escala ante la previsible catástrofe. Tenemos una vocecilla que nos dice: “Esto va a acabar fataaaal…”. Eso si nos lanzamos a la aventura. Lo mismo la vocecilla puede transformarse en un grito ensordecedor que nos paraliza

23 de junio de 2012

¿Crisis en nuestra relación con la Naturaleza?

Cuanto más conectados estemos con la naturaleza, más conectados estaremos con nosotros mismos, puesto que formamos parte de ella.

Hemos creado grandes urbes en las que la naturaleza tiene escasa presencia, por lo que estamos cada vez más lejos de nuestra esencia.

Tampoco buscamos de forma habitual la conexión con ella y sentimos que es algo ajeno a nosotros, de lo que hay que protegerse. Estos suelen ser los casos de millones de personas que viven sobre asfalto, rodeados de edificios y con la única presencia -en forma de fauna y flora- de palomas radiactivas y árboles metidos en cuadraditos de tierra en el exterior.  En el hogar tal vez  un aloe vera o un geranio y un pez o un gato es nuestra

22 de junio de 2012

Más allá de mí

«El mundo ya estaba así de mal cuando llegué yo y cada vez va a peor. Yo no tengo ningún poder para cambiarlo». Frases para la posteridad de «La Biblia de las Justificaciones. Capítulo I: el pesimismo, la derrota y la falta de responsabilidad».

Ayudar a los congéneres de cualquier parte del mundo requiere saltar un montón de dificultades, esquivar trampas por doquier. En numerosas ocasiones existe el impulso, que es propio del ser humano, de ayudar a aquella persona que sufre, pero no lo seguimos, de tal manera que nos sentimos culpables por no hacerlo y lo justificamos de muchas maneras. Al final, no queremos ni ver la realidad, o nos endurecemos porque no

21 de junio de 2012

Recuperar los valores robados

¿Es posible recuperar algo robado? ¿Se puede reponer uno o una de un expolio a nivel personal? Entonces, ¿cómo saber quiénes somos de verdad si nos han dejado sin nada? Bueno, en realidad, sin nada, no. Porque cuando nos quitan los valores para vivir, los buenos, nos colocan en su lugar creencias negativas sobre nosotros mismos y desvaloración como por un tubo. A esto se le suele llamar “dar gato por liebre”, aunque cuando es tan escandaloso como es el caso, se le puede llamar “dar mosquito por rinoceronte”.  

Si es tan desmedido el saqueo, ¿cómo es que no nos damos cuenta? Evidentemente, porque se hace a una edad en la que estás descubriendo

20 de junio de 2012

Perfectísimamente perfecto

Hay conceptos que a primera vista pueden parecer positivos, sin embargo, valorándolos más de cerca, se ve que no son lo que parecían. Éste es el caso del perfeccionismo.

En ocasiones se dice de alguien que es “muy perfeccionista” transmitiendo halago en esa comunicación, pero en realidad es un infierno para la persona, no una cualidad de la que sentirse orgulloso.

Para empezar, aclaremos que nadie es “muy perfeccionista”. El perfeccionista lo es a secas. Ni mucho ni poco, no hay medidas. Porque entonces dejaría de ser perfeccionista. (Esto ya está rozando el ensayo

19 de junio de 2012

¿Hacemos equipo?

Probablemente, a estas alturas del partido, a base de repetirlo y comprobarlo, nos hemos dado cuenta de que solos y solas no podemos. Si hay alguien que aún piensa que hacerlo de esa manera es sinónimo de fortaleza y que la ayuda significa debilidad, que se dé una vuelta por sus creencias, que lo más seguro es que se la hayan colado.

Teniendo ese primer paso aceptado, el siguiente es hacer equipo. ¿Qué significa esto? Que cada cual pone lo mejor de sí en las relaciones al servicio de un objetivo en común, sin olvidar las ilusiones personales que hay que proteger, desarrollar y sacar adelante. Por supuesto, hablamos de

18 de junio de 2012

"Nos encantan los canallas"

Lo de que a las mujeres nos encanten ese tipo de personajes es una leyenda urbana como lo de la existencia de cocodrilos en las alcantarillas de Nueva York o que Elvis sigue vivo tomando daikiris en alguna playa.

En más de una ocasión ha llegado a mis oídos la desafortunada frase de que las mujeres, en el fondo, preferimos los hombres canallas porque nos gusta que nos metan caña, nos va la marcha. La RAE define este tipo de personas, a los canallas, como “gente baja, ruin” y “personas despreciables y de malos procederes”. ¿A qué mente lúcida, despierta se le puede ocurrir que nos gusten esos especímenes, deshechos humanos que maltratan a las mujeres? Sí, nos encanta el masoquismo. Es nuestra especialidad. De hecho haber estado sometidas durante siglos al maltrato y desprecio machista nos ha llenado de orgullo y satisfacción. Pero bueno, mujeres del

17 de junio de 2012

¿Quién alimenta a quién?

Existe la creencia errónea de que los hijos están para los padres. Es algo cultural. En realidad tiene que ver con que los hijos eran como un plan de jubilación, o un crédito a bajo coste. La familia era una unidad económica y de supervivencia, además de transmisores de los valores emocionales –buenos y no tan buenos- que perviven en la actualidad.

Los primogénitos se llevaban la mayor parte del pastel o el pastel entero. Pero las familias no estaban compuestas por papá, mamá y el niño o la niña, ya que no sólo la necesidad de perpetuar la especie en tiempos de guerra o entreguerras o carencias o mortalidad infantil a causa de enfermedades hacía que las familias fueran numerosas, sino que la iglesia siempre andaba por detrás. Estaban papá, mamá y una recua de hijos, que si había suerte uno era cura o militar, o se iba a América, otra monja, otra

16 de junio de 2012

Cuando la soledad nos asedia

Una de las grandes enfermedades del siglo XXI es la soledad. Nadie quiere estar solo ni sola, puesto que es un estado antinatural. Sin embargo, no se busca habitualmente la unión de verdad con otras personas. 

Antes de seguir por estos derroteros, definamos cuál es la soledad, la patológica o también denominada aislamiento social. No hablamos de la soledad puntual que nos ayuda a desarrollarnos personalmente, que hace que maduremos, que nos concentremos y que nos impulsa a seguir compartiendo la vida con nuestros congéneres. No, no es esa. Es la que nos lleva a una falta de contacto con nuestros semejantes, que hace que no tengamos relaciones auténticas donde compartir todo lo bueno y todo lo menos bueno. Es la que nos acerca peligrosamente a la tristeza profunda, a la baja autoestima, a la culpa, a la angustia, a la falta de motivación y de ilusión, a la desesperanza. 

El aislamiento es una condena que asumimos sin darnos cuenta y de la que no sabemos salir, y muchas veces, ni siquiera queremos o no tenemos fuerzas ni fe. Nos autoinfligimos el castigo de seguir de esa manera porque no creemos que sea posible vivir otra realidad.

Los niños y las niñas buscan el amor y la compañía, la protección, la relación. Si las personas adultas que están a su cargo se sienten solas, lo que transmiten es soledad. Existen familias completas en las que sus componentes arrastran ese sentimiento, y que sólo en ocasiones viven «unidos» y se abren a la posibilidad de amar y ser amados, de disfrutar de la vida, de ser necesarios para

15 de junio de 2012

¿Cosas de niñ*s?

Atribuimos poca o nula importancia a las aportaciones de los niños al mundo porque sentenciamos que no tienen ni idea del mundo “real”. Nos resulta tierno, conmovedor que los niños den soluciones a conflictos que por su aparente complejidad no tienen salida.

Proponemos que desarrollen valores para la comunicación, conciencia para la paz mundial, desarrollo en el respeto a todos los seres, conocimiento y amor por la naturaleza, defensa de la justicia social, de la igualdad y un montón de cosas más y luego les decimos: “Vale, qué bien, qué bonito todo lo que habéis construido. Ahora os presentamos la sociedad de mierda que hemos (de)generado y donde vais a tener que (sobre)vivir. ¡Suerte!”. En esos momentos, la sensibilidad de los niños queda herida de muerte. Los menos sensibles pueden ponerse una

14 de junio de 2012

Reconstruyendo la pipa de la paz

Estar en paz es lo que los seres humanos buscamos.

Hay guerras abiertas y guerras ocultas. Pero todas las guerras están basadas en la violencia. La violencia que nace del odio. El odio como alienación, como amaestramiento, como manipulación de los seres humanos. Lo de que existan niños que nacen odiando es más propio de películas de terror que de la realidad. Los niños son sensibles al amor, aman y buscan que les quieran. El odio lo aprenden porque los adultos se lo enseñan. La violencia es aprendida, el amor es innato.

Siempre te juegas el tipo cuando defiendes la paz, cuando la buscas y cuando la impones. Cuando no aceptas ningún chantaje ni amenaza. Jugarse el tipo supone que te pueden matar. En países con conflictos activos la muerte significa que te pueden quitar la vida. Otra forma de

13 de junio de 2012

Dime con quién andas...

Creemos que en las relaciones existe un factor muy importante a tener en cuenta que es la suerte. La mala y la buena. En realidad cuando formulamos la queja es por la mala. Aún no he conocido a nadie que hable de su buena suerte en las cosas y menos que se queje por ello.

Cuando la expresión va orientada a las relaciones nunca asumimos que existe una causa. Puede ser en las relaciones con los amigos, aunque es más claro el ejemplo en las llamadas “sentimentales”, es decir, de pareja. ¿Por qué? En el caso de los amigos como hay más diversidad, no se nota tanto la “mala suerte” aunque la tendencia sea ésa. De hecho, si con ellos tenemos problemas habitualmente acabamos pensando que “la gente es así” y generalizamos. Cuando esto mismo se centraliza en una persona con

12 de junio de 2012

Sacrifícate, hermano

Hay un concepto fundamental sobre el sacrificio y es que genera sufrimiento. Ya podemos adornarlo, justificarlo, quitarle importancia o ponerle un lazo, pero como decía aquel, lo que es, es.

Sacrificar algo es “renunciar a ello en provecho de otra cosa o de una persona”, “privarse voluntariamente de algo en beneficio de algo o alguien”.

Este verbo obedece a una ideología pesimista de color negro, con tintes de derrota, y es la siguiente: en la vida no se puede tener todo.

Si no podemos tener todo, es lógico entonces que sacrifiquemos algo en “beneficio” de otra cosa o persona. Sin embargo, lo de que sea en beneficio no está muy claro, puesto que estamos restando, no sumando. Si a un niño le dices que no puede comer el caramelo que quiere, pero sí bajar al

11 de junio de 2012

El baile de máscaras

Quedarnos sin luchar por descubrir nuestra verdadera esencia es como quedarnos sin luchar por ver el mar conformándonos con ver nuestro reflejo en una bañera o en un orinal.

No sabemos cómo somos de verdad, solamente cómo nos han dicho que somos. Nos han lavado el cerebro desde bien pequeños al más puro estilo ciencia ficción de serie B. Nos han dado un disfraz convenciéndonos de que somos así, y hala, ¡al baile de monstruitos!

Mendigar amor, eso es lo que acabamos haciendo. Eso sí, cada uno a su estilo y sin que se note mucho. Que nos quieran un poquito –o un muchito- es la necesidad imperiosa a la que nos enfrentamos constantemente. Y de ahí, ¡chantatachán! aparece el miedo.

Deseamos sentirnos aceptados, para empezar, y que no se nos etiquete como ”bicho raro” dándonos el pasaporte para el Museo de Historia

10 de junio de 2012

Con sumo consumo

Hay palabras o ideas que a veces nos pillan lejos, como que no van con nosotros. O pensamos que irán con nosotros pero dentro de un tiempo. Ahora mismo, nos da pereza o no nos apetece mucho eso de responsabilidad, salvar vida, elegir el amor por encima de todo,… Sea con la justificación que sea.

Sin embargo, leer sobre ello nos hace sentir bien, o imaginar cómo será de maravillosa la vida en unos años. Con esa actitud hemos pasado del cuento de la lechera a Antoñita la fantástica. Los cambios no pasan cuando estemos preparados, los cambios se buscan. Por supuesto que entramos en crisis –gracias a dios- una vez sí y otra también, porque esto supone una

9 de junio de 2012

Conciencia para la salud física

“No valoramos lo que tenemos hasta que lo perdemos”. Bastante coherente y realista esta expresión. Ocurre con todo lo importante: el amor, la alegría, la ilusión y en el caso que nos ocupa, la salud.

Los hábitos actuales suelen ser intoxicar nuestro cuerpo mientras es joven, y vivir de él hasta quemarlo. Ése es habitualmente el protocolo.

No tenemos ni idea de alimentación sana, de salud natural, de curación, ni nos interesa. Sólo nos echamos las manos a la cabeza cuando en una visita rutinaria o no, el médico nos da un diagnóstico inesperado. Lo peor es que por no asumir la responsabilidad, que asociamos con culpa, acabamos autoconvenciéndonos de que nos ha tocado la china y ya está. Que es cuestión de –mala- suerte. En el fondo sabemos que eso no cuela ni de coña. Pero entre pastilla y pastilla, prueba y prueba, nos entretenemos de

8 de junio de 2012

En ocasiones... oigo voces

En ocasiones escuchamos voces dentro de nosotros. Ese “en ocasiones” se acaba transformando en “a menudo” hasta alcanzar el “casi siempre” o “siempre”.

¿De dónde proceden? Esas voces no son nuestras en origen, pero terminamos por cogerles mucho “cariño” y adoptarlas.

¿Qué dicen? De todo, y todo malo: que no podemos hacer algo en concreto o nada en general, que somos feos, poco atractivos, malos, un desastre, que nadie nos va a querer, que no tenemos derecho a lo que queramos, que nadie quiere a nadie, que los hombres son unos capullos, que las mujeres son unas brujas, que la vida es sufrimiento, y un largo etcétera. Son las

7 de junio de 2012

Conectarse espiritualmente

Rezar cuando estamos fatal, como último recurso está bien. Es como cuando vemos en una película que la hija pequeña está muy enferma y la madre o el médico dice: «Sólo nos queda rezar». Los padres se dan la mano tratando de ser fuertes y aprietan la mandíbula. Al final la niña se pone bien y toda la familia tan contenta. Eso en las pelis que molan, porque acaban bien, aunque lloremos un poco. Y no tienen que ser del género «ñoño», que también las hay clásicas y referentes del séptimo arte.

Centrándonos en el tema que nos ocupa sobre la oración hay que decir que evidentemente es necesario rezar en las situaciones límite y además, está mucho mejor si lo hacemos a menudo.

Ahora después del susto de «rezar», lo explicamos. Rezar significa conectarse desde el alma al poder superior, no jerárquico, sino inmenso. Rezar es trascender el pensamiento lógico que nos dice que no hay nada

6 de junio de 2012

Ante un ataque, una defensa implacable

En los tiempos que corren, donde el patio está hecho polvo, más vale que aprendamos a defendernos. Por supuesto que hay que seguir construyendo y no con el rifle debajo del brazo, pero si nos atacan, en la forma que sea, habrá que reaccionar.

Suele ocurrir que no nos han enseñado a hacerlo, porque la bondad parece que está reñida con la agresividad. Y eso es una mentira como un templo. Con lo que está reñida es con la violencia, que es algo bien diferente. La agresividad es para defender, la violencia para atacar.

Pues bien, es fundamental defender la bondad, porque si no, se la pueden cepillar los quemados, maltratadores, sufridoras, resentidas, misóginos, y el resto de la colección.

¿Cómo responder a un ataque directo o indirecto? Tratar de razonar con alguien que utiliza la violencia es predicar en el desierto. Hay que imponer

5 de junio de 2012

¿Me sescuchaaaa...?

Existen muchos verbos para aplicar a la comunicación: hablar, conversar, relacionarse, compartir, parlamentar, informar, notificar, transmitir, etc. En todas estas acciones ambas partes se involucran, sin embargo, la actitud de cada una de ellas es diferente de manera habitual.

Existen relaciones en las que el sujeto -o sujeta- A no para de contar su vida y el sujeto -o sujeta- B, no para de escuchar. ¿Qué esperamos de la comunicación? Está claro que el impulso de interrelacionarnos existe y persiste. Menos mal. Pero ¿con qué objetivo? ¿Cuál es nuestro perfil o hacia dónde nos decantamos? ¿Somos de los que no paramos de hablar o de los que no paramos de escuchar? ¿Estamos equilibrados en nuestras relaciones y hay un porcentaje proporcional en cada una de las posiciones? ¿O tal vez no paramos de hablar como loritos sin decir nada y si estamos en

4 de junio de 2012

¿Por qué no ser pioneros?

Lo de las mayorías como rebaños es absolutamente innecesario. A la pregunta de «¿dónde va Vicente?», la respuesta debe dejar de ser «donde va la gente» y bien podemos sustituirlo por «a la fuente», «a subir el puente» o «a empastarse un diente». Tampoco nos sirve «donde le lleva la corriente» como al juego de la oca porque volvemos a dejar nuestra autoridad a la masa -con minúsculas-. Ese «donde va la gente» lo mismo nos tira por el barranco y nosotros desconectados de cualquier pensamiento crítico, que es lo habitual en una sociedad manipulada por el interés, el ansia de poder y la falta de escrúpulos de unos cuantos.

Admiramos a esas personas que han hecho tal o cual hazaña, admiramos más a las que lo tenían todo en contra y creyeron en ellas mismas, y admiramos aún más a aquéllas que consiguieron superar todo eso para llegar y no morir en el intento.

No hay nadie que haya llegado a algún sitio esperando a que otro le abra el camino. Verbos como descubrir, conseguir, alcanzar, desarrollar, para

3 de junio de 2012

¡Niño, me sacas de quicio!

Los niños y las niñas no son propiedad de nadie, son el futuro de la humanidad.

A medida que crecen, van descubriendo el mundo: lo que se puede y lo que no se puede, lo que está bien y lo que no, hasta dónde ir y dónde parar. Es decir, los límites. Para enseñarles y guiarles están los padres y las madres y, en general, todos los adultos, ya que esto lo entienden como un acto de amor, y buscan saber hasta dónde nos vinculamos con ellos y hasta dónde los amamos. 

 

Echan auténticos pulsos para saber cuál y cuánto es nuestro poder, y fundamentalmente, cómo lo utilizamos. 

 

La responsabilidad de nuestras reacciones es exclusivamente nuestra. Cuando decimos «no puedo más» lo que hacemos es culpabilizar a esos pequeños de nuestra falta de poder y recursos, y repetir historia porque eso es lo que,

2 de junio de 2012

Mientras a mí no me pase...

A través de los años, la tendencia de funcionamiento de los seres humanos ha sido sobrevivir cada uno sin esperar la ayuda de nadie, sin ayudar a nadie. La ayuda proporcionada en caso de haberla es hasta donde no nos pusiéramos en riesgo, hasta donde yo me pueda involucrar sin despeinarme. No salvar la vida sino dar una ayuda sin calibrar si es suficiente o no, y eso en el mejor de los casos.

No se trata de caernos por el barranco si la persona no quiere ser ayudada, pero dejar a alguien de la “manada” como víctima asumible y seguir adelante no es una respuesta adecuada. La pregunta es: ¿Hacemos todo

1 de junio de 2012

Nombres o no me nombres

Hay un miedo o animadversión generalizada de poner nombre a todo lo que está más allá de nosotros, a lo sobrehumano, a lo espiritual, a lo sagrado.

Existen los descreídos, los que afirman que no hay nada ni antes ni después de uno mismo, del individuo y están esperando que se lo demuestren para rebatirlo. El argumento generalizado es “Si hubiera algo por encima de nosotros, no permitiría un mundo así”. Tócate un pie. Claro, que según esta lúcida teoría las personas no tienen ninguna responsabilidad, y si hicieran algo mal o equivocado, vendría un dios