26 de mayo de 2012

El efecto mariposa

Según un proverbio chino “el aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo”. Por lo tanto, ese simple aleteo puede cambiar el mundo. Es lo que viene a llamarse una relación causa-efecto.

Ese proverbio chino es aplicable a toda acción, porque tiene como consecuencia, una reacción. Nada, absolutamente nada de lo que hacemos es inocuo. Por supuesto las consecuencias o reacciones pueden ser buenas o malas dependiendo de la acción. Si yo robo algo, las consecuencias serán malas para todos: me sentiré culpable y mala persona, los demás probablemente desconfíen para las siguientes ocasiones y emitiremos que el mundo no es un paraíso donde podemos desarrollarnos tranquilamente. En cambio, si yo comparto lo que tengo, me realizaré ayudando, otros obtendrán lo que necesitan para sacar adelante sus vidas y crearemos un paraíso para todos.

Las acciones no son sólo físicas sino también emitimos con nuestra intención, pensamiento, deseo y proyección. Cuando es bueno, todas nuestras células se ponen contentas porque se sienten en armonía, cuando no lo es, se sienten en disonancia.
Lo mismo ocurre con las moléculas del agua tal y como estudió y fotografió Masaru Emoto en su libro, independientemente de sus controversias. Estamos en relación todos los seres entre sí, todas las partículas entre sí, queramos o no, nos venga bien, mal o regular.

Emitir un pensamiento, una energía nociva tiene un efecto además de mariposa, boomerang. Vuelve a nosotros, porque atraemos eso mismo que emitimos. Así que si lanzamos caca, nos caerá una lluvia de ella tarde o temprano, y si lanzamos al universo o a alguien en concreto flores, eso mismo nos devuelve la vida como un imán. La caca se puede sustituir por pena o resentimiento o deseo de mal, y las flores por amor o deseo de bien.

Dejando para otra ocasión el efecto boomerang, nos centramos en el efecto mariposa, y más concretamente, en relación al tema del sufrimiento. El planteamiento viene a ser el siguiente: “si yo sufro, hago sufrir a alguien” y a la inversa, “si alguien hace sufrir, alguien sufre”. Por su evidente obviedad, no es un efecto mariposa mágico de inesperados resultados, pero, independientemente de su lógica, estos enunciados requieren una conciencia profunda para hacernos responsables y salir de cualquiera de las dos posiciones en las que nos encontremos de manera habitual: sufriendo o haciendo sufrir.

Ambas frases son totalmente ciertas. Tal vez la afirmación de “si yo hago sufrir, alguien sufre” es más clara que la otra. Afirmar que “si yo sufro, alguien sufre”, nos cuesta aceptarlo. Desde esta posición no entendemos que hay personas que les afecta de forma directa o indirecta una desvaloración hacia su ilusión. De forma directa les llega a las personas que te conocen y. tienen la ilusión de que tú seas feliz porque te quieren, o de que te salves con el amor que te dan. De forma indirecta, hay muchísimas persona en el mundo que, aunque no te conozcan, tienen la ilusión de construir un mundo feliz con todos los seres felices, y cuando les llega tu sufrimiento, les duele, les toca, porque  “todos” son todos. Incluido/a tú quieras o no, ya que formas parte del mundo. Porque ya se sabe: o todos vamos bien, o todos vamos mal. Desde el momento que haya una sola persona sufriendo, vamos mal. Por eso es importante salirse de ahí y no contribuir al mal rollo.

Es verdad que la otra persona o personas que reaccionan ante nuestra mala posición, pueden elegir no entrar al sufrimiento, pero se lo ponemos difícil con una actitud destructiva. “Yo sufro mucho, me quiero morir, nada merece la pena, pero tú tranquilo. Yo quiero que seas feliz” Mentira cochina. Si quisieras que la otra persona fuera feliz, no sufrirías, porque así haces sufrir. Vamos, que la traducción a ese argumento viene a ser: “Estoy fatal y quiero que todos se sientan fatal viéndome tan fatal y acabemos en un suicidio colectivo”. No siempre esto está a nivel consciente completamente.

En el caso de creer que, como estoy solo/a, si sufro no pasa nada, porque nadie se entera, podemos asegurar que no es cierto. Aunque me sienta desvinculado/a de todas las relaciones humanas, no es posible porque, queramos o no, seguimos formando parte de las relaciones humanas puesto que somos seres humanos sociales –sociables o no, a elección personal, o la opción que nos hayan dejado hasta el momento-.

Contribuir al buen rollo, a que las ilusiones de todos se hagan realidad y dejar la adicción al sufrimiento es el comienzo para crear efectos mariposas bellos y llenos de fuerza que transformen el mundo.

1 comentario:

  1. Quiero decir que el mal rollo puede llegar también aunque no emitas desde ahí, pero sin duda sí será más fácil que llegue. En todo caso hay que protegerse, defenderse y nunca dar cuartel ni emitir chungamente.
    "Hay que ser felices aunque sólo sea para dar ejemplo". Cuántas veces nos hemos podido cruzar con alguien que va enfadado y eso nos influye?? O con alguien que nos atiende amablemente o nos regalan una sonrisa por la calle y nos carga las pilas positivamente?? Incluso sin proponérnoslo todos somos ejemplos para los que nos rodean, nos conozcamos o no.
    Genial de nuevo!;)
    Lorena.

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