¿Para qué intentarlo si no
sabemos si lo vamos a conseguir? Para entrenarnos en conseguirlo.
Los niños tienen un instinto muy
fuerte para iniciar una acción que mantiene un carácter propio de ensayo hasta
que se consigue. Si no fuera así, nunca lograrían andar, ni ser autónomos, ni
hacer una torre con piezas de madera. Saben que se entrenan para lograrlo y
dentro de las opciones no contemplan el fracaso ni la derrota.
El fin no es lo más importante,
pero es lo que nos impulsa a iniciar el camino. Superar los obstáculos es lo
que nos va a ir fortaleciendo.
Cuando nos entregamos a luchar
hasta el final desarrollamos fuerza, determinación, poder, estrategias y cada
vez conseguimos ir un poco más allá. Con el tiempo nos damos cuenta de que la
torre con tres piezas de