4 de noviembre de 2012

Expectativas e ilusiones

Hemos creado una sociedad en la que difícilmente nos permiten vivir. Tenemos permiso y casi obligación para consumir, comprar, endeudarnos, pagar, empeñar, aplazar, liquidar, etc. Ahora bien, sentirnos libres se pone un poco más complicado con tanto «primeros de mes», «finales de mes», recortes de ayudas, encarecimientos de servicios, subidas de precios y todo eso que vemos en la calle cada día.

Así que vamos deseando a «primeros de mes» que lleguen «últimos» para volver a cobrar y seguir pagando, ya que sobre el día 5 nos hemos fundido casi todo y tenemos lo justo para pasarlas canutas sin sucumbir. Misterios de la vida humana: siempre ocurre lo mismo independientemente de que la falta de liquidez sea mucha o poca.

Las personas que no lo vivan –o sufran- así, ¡enhorabuena! Aunque seguro que conocen a alguien que sí se encuentra en esa situación.

En estos casos de pagos y endeudamientos continuos y progresivos, nuestra mente suele cabalgar a miles de kilómetros buscando soluciones a medio y largo plazo, con mayores ingresos, mejores trabajos, para no soportar una situación insostenible como la que vivimos. Entonces nos creamos las terribles «expectativas».

Tener «expectativas» es lo peor que nos puede pasar. Porque si las tenemos, automáticamente colocamos nuestro poder fuera, dándoselo a un sistema profundamente enfermo que no busca ayudar al individuo sino someterlo. Por lo tanto, nuestras expectativas, en caso de ser encontradas por este engranaje destructivo, acabarán enterradas o incineradas. En esto sí que podemos elegir.

¿Cuál es la diferencia entre expectativa e ilusión? Con las expectativas buscamos un resultado que esperamos nos sea otorgado por los demás. Con la ilusión, sin embargo, no hacemos eso. La ilusión nos pertenece y es lo que nos da fuerzas y por lo que seguimos luchando nos lo pongan fácil, difícil o imposible.

Si, por ejemplo, hago una entrevista de trabajo y tengo expectativas de que me contraten y después de varias pruebas esto no ocurre, me derrumbaré, si estas expectativas eran altas.

En cambio, si en esa misma entrevista yo sé lo que valgo, cómo la he realizado y cómo me he sentido o han intentado hacerme sentir, si sé lo que ofrezco y no me contratan, no pasará nada si continúo protegiendo mi ilusión de realización, de desarrollar poder, etc. En este caso yo sé que va a ocurrir tarde o temprano, que me lo merezco y que me pertenece por derecho.

En las expectativas buscamos la valoración fuera y ya podemos esperar envejeciendo, porque en una estructura jerárquica, competitiva, donde priman los resultados, donde el fin justifica los medios, no sólo no van a proporcionarnos lo que necesitamos, sino que van a ir sin piedad a destruir los valores más nobles que tengamos y que acabemos pasando por el aro. Porque por muy amplio que traten de hacérnoslo ver, sigue siendo un aro.

Si luchamos por nuestra ilusión, terminamos por descubrir nuestras capacidades, lo que valemos y la admiración que causamos.

Seguir luchando es lo que nos hace invencibles espiritualmente, no que nos contraten o que no lo hagan, porque sabemos lo que nos merecemos, aunque no quieran dárnoslo.

Al final, acabará ocurriendo irremediablemente y llegaremos con nuestro valor y talentos varios a donde tengamos que llegar, a pesar de todo lo que nos hayan robado por el camino o nos hayan bloqueado. Porque es lo que debe ser. Encontraremos a las personas que nos ayuden, los medios para hacerlo y la vida estará presente como parte activa en toda esta aventura. 

N.B. El desarrollo profesional y económico sirva de ejemplo para observar la diferencia entre expectativas e ilusiones. Y es aplicable a cualquier otra área: cita romántica, planes vacacionales, relaciones de amistad, creaciones artísticas... Tener expectativas, mal; tener ilusión, bien. Así que cogemos esa ilusión y la cuidamos, alimentamos, protegemos, desarrollamos, compartimos y defendemos. 

2 comentarios:

  1. Lo que debe ser será si seguimos luchando por ello. Qué bien que me lo recuerden justo hoy!

    ResponderEliminar
  2. (Bonita, no sé si tienes que aprobar tú un comentario que te he dejao o yo o san Google, en cualquier caso, un beso

    ResponderEliminar