A medida que cumplimos años, acumulamos
experiencias, algunas buenas y otras no tanto. De las que no son buenas,
aprendemos, y de las que sí lo son nos alimentamos en el presente y son
trampolín con las que construir el futuro. Cuantas más experiencias buenas
acumulemos, más fuertes, seguros, tranquilos, poderosos y realizados estaremos.
¿Qué ocurre cuando tratan de robarnos esas
sensaciones, vivencias, recuerdos, empañando lo positivo con mal rollo?
Imaginemos que creemos tener una relación
maravillosa de pareja y de repente ¡zas! se muere, por ejemplo. Y al poco
tiempo descubrimos ¡oh, sorpresa! que tenía otra relación paralela. Además del
shock en un primer