Mantener viva la
confianza en el ser humano es una cualidad que se sustenta gracias a la
voluntad y a la conciencia personal de proteger y defender ese preciado tesoro.
Cuando han
traicionado nuestra confianza, nuestro amor, nuestros ideales, nuestras
ilusiones –y a todos y a todas nos ha ocurrido, desgraciadamente- sólo queda perdurar. Es
posible que también lo hayamos hecho,
lo de traicionar, siendo así el desencadenante de sufrimiento de otra u otras personas.
lo de traicionar, siendo así el desencadenante de sufrimiento de otra u otras personas.
Lo primero para
superarlo, es ver dónde nos hemos enganchado. Es cierto que primero
hay un duelo, porque estamos hablando de una pérdida. A veces lo que se ha
dejado morir o se ha matado es la relación, un proyecto un común, una promesa.
Y ahí existe un dolor que puede venir camuflado de pena o de enfado o de
angustia o de un variado de todas ellas.
Lo mismo ocurre
cuando un ser querido se muere. Hay que hacer evaluación de la relación y de la
vida y la muerte. Es importante para aprender, para no repetir historia y para que esa situación no nos atrape.
No podemos
condenar a las personas y tampoco tener expectativas respecto a ellas porque en
cualquiera de las dos posiciones nos equivocamos.
Entonces viene la
gran pregunta: ¿qué rumbo seguir? Esto es, ¿hacia dónde caminar? Sabemos de
sobra que no tomar ninguna decisión ya es en sí una decisión. Podemos quedarnos
donde estamos pero significará que no nos atrevemos a vivir, a vivir con
mayúsculas. Eso lleva implícito la derrota.
Sólo hay una
respuesta: que el amor nos guíe. Siempre. El amor, tal y como está el patio, en
muchas ocasiones no será la opción más cómoda ni la más fácil, pero es la
auténtica revolución precisamente por eso, porque una fuerza tan grande como el
amor es invencible y lo salva todo. Cuando parece que todo está perdido, no lo
está, cuando creemos que seguir el amor puede acabar con nuestra vida no es cierto,
ya que lo que ocurre es todo lo contrario.
El amor es para
las valientes y los valientes. Elegirlo nos transforma en eso. Es posible que
eso nos lleve a estar en el punto de mira y que nos amenacen seriamente con
destruirnos o destruir el mundo feliz que estamos creando, pero somos más fuertes de
lo que creemos. Porque no estamos solas, porque no estamos solos, porque la vida nos protege, porque
nuestros actos de amor son para sanar, salvar, cuidar, proteger, desarrollar,
construir, unir y unirnos y nada ni nadie tiene más poder que el amor, que crea
auténticos paraísos a través de las relaciones.
El amor lleva
implícita la rebeldía a la injusticia, al abuso, al sufrimiento. El amor genera
relaciones de amor verdadero y se merece un respeto, una admiración profunda
porque es sagrado e indestructible.
Cuando el amor
nos guía es nuestra responsabilidad, nuestra misión protegerlo y defenderlo; de
lo contrario no habrá faros que iluminen el camino para los demás. Eso es lo
que muchos otros seres humanos han hecho y siguen haciendo y es lo que nos toca
hacer: ser faros. Esa conciencia de que sin amor la vida se muere es
fundamental y requiere que la llevemos a la acción.
El amor es
incompatible con mirarse el ombligo, con el egoísmo o con el miedo. Y no
permite hacer concesiones al sufrimiento, a la soledad o al fatalismo. Sólo
tiene una premisa básica e inquebrantable: no se hace daño a nadie, y eso nos
incluye.
Las voces que
podamos escuchar sobre si es posible o no, si podemos o no, si lo conseguiremos
o no, sólo son ecos de otras voces, incluidas las nuestras que repiten lo que
han oído; ecos de voces que se han perdido y desconocen la verdadera naturaleza
del alma del ser humano. Pero como a los cantos de sirenas, sabemos que no hay
que prestarles atención y, siguiendo nuestro verdadero impulso que busca lo
mejor para todos, emprendemos el viaje -o lo continuamos- por el camino que
guía el amor.
Maravilloso texto. Maravilla de ejemplo de elección de vida. El amor es una fuerza insuperable. Gracias. Lorena
ResponderEliminarGracias Maite,bálsamo y faro siempre
ResponderEliminarGracias Maite ¡¡ grandes palabras para mi en estos momentos. Montse
ResponderEliminarPreciosa reflexión
ResponderEliminarGracias Maite, una vez más por esta muestra de tu grandeza en la palabra y, sobre todo, en el amor.
ResponderEliminarprofundo y amoroso Maite, gracias! :)
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