¿Qué significa pensar? ¿Acaso es
imaginar, considerar o discurrir, tal y como lo define la RAE? Piénsalo… ¿O tal
vez nos estemos refiriendo a “comerse la olla”? Porque cuando pensamos ¿qué
pensamos? ¿Son las llamadas “rumiaciones”? Vamos, como las vacas comiendo, que
ingieren el alimento para devolverlo a la boca y masticarlo de nuevo. O lo que
es lo mismo, tener un disco rayado en la cabeza a ritmo de centrifugadora.
¿Somos capaces de no pensar? A ver,
probemos. Durante un minuto entero no vamos a pensar en nada. Cronómetro con
alarma y comienza la cuenta atrás. ¡Ya!
¿Y bien? ¿Hemos pensado? “No
estoy pensando. Pero si pienso que no estoy pensando, ya estoy pensando… Bien,
no pienso. Luego no existo. Qué chiste más malo. Sí que dura un minuto cuando
no se piensa. ¿Cuánto
faltará?”. Estos son pensamientos. Y van a la velocidad del rayo. Mucho más rápido que las palabras. Es más, si probamos a verbalizar lo que pensamos, lo que ocurrirá es… Mejor, probémoslo. Otro minuto y el tiempo comienza ¡ya!
faltará?”. Estos son pensamientos. Y van a la velocidad del rayo. Mucho más rápido que las palabras. Es más, si probamos a verbalizar lo que pensamos, lo que ocurrirá es… Mejor, probémoslo. Otro minuto y el tiempo comienza ¡ya!
¿Y ahora? ¿Algún cambio? Es
posible que al principio los pensamientos se hayan ralentizado al ser dichos en
voz alta. También es posible que al no llevar el ritmo que tienen por costumbre
hemos hablado y pensado a la vez. ¡Es que somos unos portentos!
Todo esto es para llegar a una
última pregunta: ¿qué tipo de pensamientos tenemos normalmente? ¿Si tuviéramos
que darles un título cuál sería? ¿Son pensamientos positivos o negativos?
Cuando nos comemos mucho el tarro, muy positivos no son. Eso sí, cada uno tiene
su estilo: uno tendrá pensamientos derrotistas, otro, pesimistas, otro echará
la culpa al vecino, otro al gobierno, otro a sí mismo y otro a todo el mundo.
¿Cuántos pensamientos de amor hacia nosotros y hacia los demás nos rondan la
cabeza? “Qué guapa soy, además soy superlista y me lo merezco todo, todito, todo”.
¿Son abundantes o casi nulas este tipo de afirmaciones?
Ya tenemos una radiografía
aproximada de lo que nos define. Porque los pensamientos nos definen. Definen
nuestro comportamiento y dirigen nuestra vida.
¿Somos capaces de dejar pasar
esos pensamientos que nos perjudican? ¿Somos capaces de olvidar? Hay personas
que dicen “ni olvido, ni perdono”. Otras “perdono pero no olvido”. ¿Qué quiere
decir esto? En el primer caso, que el daño que le ha sido infringido va a
buscar que sea pagado y no va a parar hasta que eso suceda. ¿Y si no? Y aunque
ocurra, ¿podrá seguir adelante con su vida? En el segundo caso, el que perdona
pero no olvida lo que le va a ocurrir es que va a estar esclavizado por un
suceso para el resto de su vida. El tiempo se para y ya no hay evolución, ni
paz, ni armonía. Es importante aprender de los errores, de los que cometen los
demás y los que cometemos nosotros (que de esos a veces no nos acordamos, o nos
acordamos de más sintiéndonos culpables, lo cual es otra trampa para no
avanzar).
Hay que dejar pasar los sucesos
porque la vida sigue. Aferrarnos a un momento puntual en el tiempo por un acontecimiento
o varios que nos han generado un cambio de orientación en nuestro camino, es un
error, a veces tan grave que puede llevarnos a la muerte, por pena o por enfado
o por angustia.
Si podemos resolverlo, fenomenal.
Si no, saltamos por encima, lo superamos y no volvemos la vista atrás. Si cada
cien kilómetros hacemos una parada en la misma gasolinera significa que no
estamos avanzando, si no haciendo círculos en torno a esa estación de
repostaje. Hay que recorrer muchos más kilómetros, vivir aventuras, llenar
nuestro coche de personas, de niños, de animales, construir un lugar mejor para
todos. Así los que vengan detrás podrán disfrutar del camino y tomar ejemplo de
una vida bien vivida.
¿Qué hacer si no pensamos? Crear.
Cuando uno no se llena la cabeza de pensamientos inútiles se da cuenta de que
el cerebro necesita trabajar porque está diseñado para ello. Entonces, si no lo
entretenemos con comida basura, con rumiaciones, con costumbres que le
atrofien, se despierta. Y busca crear con toda su lucidez. Y busca la manera de
construir sus creaciones. Así, nosotros, sabedores de que ese impulso creador
viene del alma y llega a nuestra conciencia intelectual, nos ponemos manos a la
obra con todo el resto del cuerpo.
Nota. El título del artículo hace referencia al dicho que significa "repetición de errores de forma cansina, pesada, o insistencia sobre un tema al que se le ha reiterado su negativa". Como a la burra (o el burro), que no hay manera de sacarla del sembrado y sigue comiendo el trigo por mucho que se le diga que no lo haga.
Jejeje. Pues bien a practicar!!!. Auque me cueste reconocerlo voy a cuidar a mi burrita interior y buscar nuevos mundos k ya es hora.
ResponderEliminarGracias
La de veces que cuesta ver el enganche a esa situación, a esa persona o a ese sentimiento... Hay que ser muy consciente de nuestros pensamientos y sentimientos para que domine lo bueno (nota mental para mí*). Genial artículo. Lorena
ResponderEliminarLa de veces que cuesta ver el enganche a esa situación, a esa persona o a ese sentimiento... Hay que ser muy consciente de nuestros pensamientos y sentimientos para que domine lo bueno (nota mental para mí*). Genial artículo. Lorena
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