31 de diciembre de 2013

Nos han dado las uvas... o casi

Y colorín colorado, este año… ¡se ha acabado! Ahora empezamos con los balances, los buenos propósitos y cogemos energías renovadas para entrar con buen pie en una nueva fase. Estrenar algo es maravilloso, y si hablamos de estrenar un año, que está nuevecito, eso ya es el no va más.

Pero aún nos quedan unas horas. ¿Se pueden aprovechar? Siempre. ¿Cómo? Pongamos un ejemplo.

Día de examen. Llevamos estudiando durante muchos meses para una prueba muy importante. El día D resulta que no nos levantamos a la hora H, sino a la hora Z porque no hemos oído el despertador, o porque no ha sonado, vaya. El caso es que tenemos que volar para que llegar a tiempo. Así, sin café, sin ducha y con la marca del libro en la cara por habernos
quedado repasando en un momento de pánico ante la presión del momento. Llegamos cuando casi nos dan con la puerta en las narices. Después de disculparnos por activa y por pasiva, nos dejan entrar como si nos perdonaran la vida. Lo importante es que estamos dentro, con nuestro examen y… ¿el boli? Bastante que nos hemos traído la cabeza… Pedimos un bolígrafo y un compañero nos presta uno ante la mirada hostil de otros varios por desconcentrarles. Bien, llevamos cierto retraso respecto a la hora pero aún hay tiempo para hacer un examen medio decente. ¿Y estas preguntas? No puede ser, justo caen las que peor llevamos preparadas. ¿Nos ha mirado un tuerto? En fin, mala suerte. Era demasiada materia y teníamos que elegir. Para la próxima lo echamos a cara o cruz que seguro que nos va mejor. Pues nada, toca responder a las tres preguntas de las que consta la prueba de evaluación. Cada vez queda menos tiempo, pero la primera nos ha salido más o menos y la segunda vamos mejorando. Estamos respondiendo con la materia que hemos estudiado, añadiendo conocimientos que no vienen al caso, pero así demostramos todo lo que sabemos ¿o no? Habla un profesor que hace las veces de vigilante: “Los que tengan el modelo A, pueden ir saliendo. A los del modelo B y C, les quedan 5 minutos”. ¿Cómo modelos A, B y C? Si hubiéramos leído antes el enunciado, nos hubiéramos dado cuenta de que tenemos el modelo C y sólo debemos responder a la pregunta 3, justo la que aún no hemos empezado. ¿Qué hacer? Tic-tac, tic-tac… *

Es un ejemplo como otro cualquiera. Quedan unas horas para despedirnos del 2013. ¿Lo dejamos marchar o terminamos por poner lo mejor, llenarlo, construir,…? Tal vez podemos decir lo que no nos hemos atrevido en todo el año, o podemos comenzar a crear aquello que habíamos dejado de lado en febrero a causa de una gripe, o porque hubo mayor volumen de trabajo.

Así ocurre con todo. ¿Hasta dónde llegamos? ¿Podemos llegar hasta el final o lo dejamos para más adelante? Postergar es un error de bulto, porque la traducción a la posposición es “abandonar” hasta que lo retomemos, si es que ocurre.

Si a un efemeróptero –insecto que vive un día como mucho, de ahí “efímero”- le ofrecemos las horas que nos “sobran” a nosotros, para él es una vida entera que la aprovechará disfrutando, viviendo, luchando. Nosotros, los seres humanos, con toda la conciencia que tenemos, nos falta sentir que lo que no hagamos hoy, se esfuma, lo que no disfrutemos hoy se pierde, lo que no regalemos hoy se marchita.

Es urgente recuperar esa conciencia. Por todo ello, brindemos. Brindo por cada minuto que nos regala la vida para ser más sabios, más felices, más fuertes. Brindo porque ha llegado el momento de valorar lo que somos, lo que tenemos, lo que hemos conseguido. Brindo porque ha llegado el momento de superar las heridas, todo lo que nos ha hecho daño. Y brindo por este presente que nos mantiene en la lucha de nuestros sueños – que son los de todos-, de nuestras ilusiones – que son las de todos-, de nuestra felicidad, que es… la de todos. Recojamos todas las ilusiones que se quedaron por el camino durante estos meses para darles una nueva gran oportunidad. Ningún sueño se puede sacrificar por falta de tiempo, energía, motivación, poder,… De lo contrario, esa falta de lucha, de entrega, de determinación nos mostrará este año que entra como un desierto desolador por el que hay que transitar, pero por obligación.

Aún nos queda mucho por vivir, empezando por el final… de año. Porque así como terminemos, así comenzaremos. El amor, la energía, la alegría es la misma y lo impregna todo.  ¡Felices últimos momentos para todos!


* ¿La nota del examen? No es lo más importante. Lo verdaderamente excepcional es que nos atrevimos a responder a contrarreloj a la pregunta 3 cuando parecíamos tener todo en nuestra contra.

2 comentarios:

  1. Bravo!
    Estupendo resumen de la elección de vivir.
    Feliz noche y año

    ResponderEliminar
  2. Feliz año y felices decisiones sin freno!! Lorena

    ResponderEliminar