piensas "Mierda, pero si esto pertenece casi a otra vida... ¿Qué hace aquí?". Pues ni más ni menos que dar la oportunidad de ser resuelto de verdad, de ser rectificado y de que sirva para algo la experiencia, y en ningún caso para sufrir. Lo habíamos tapado para seguir adelante, pero vuelve a nosotros como un boomerang al cabo de los años. Así se abren viejos recuerdos, errores, relaciones, vivencias... Probablemente este pasado se hace presente cuando tenemos las herramientas para resolverlo sanamente.
En definitiva, tenemos una situación o un pensamiento o un recuerdo que ha desencadenado una emoción, generalmente negativa –en caso de que fuera todo lo contrario no habría problema- y han aparecido en escena todos los protagonistas como fantasmas. Y ¿qué podemos hacer? Resolver con los protagonistas del pasado en el presente, y en directo. Ahí nuestras pulsaciones se aceleran. ¿No será mejor dejarlo como está? Suena a… mieditis aguditis. Vamos a ver, si lo veo, lo tengo claro, y lo que hago es para bien, ¿qué sentido tiene no hacer nada, callarse y condenar a las personas y las relaciones, y condenarme a mí? Porque eso es precisamente lo que ocurre: que no creemos en la posibilidad del cambio, del triunfo del bien, del poder de la sanación. Tal vez haya una persona que no sepa qué pasa y plantarle la verdad en las narices le salve de seguir sufriendo y/o haciendo sufrir. Tal vez hicimos daño a alguien o nos lo hicieron a nosotros y no supimos darle una vía constructiva en su momento. ¿Queremos heridas que estén sin cerrar para siempre?
Imaginemos que vamos a morir mañana. (Por supuesto, tocamos madera para que no ocurra). Si no estoy centrado en mi ombligo y en mis desgracias, ¿no elegiríamos decir la verdad por muy dolorosa que pareciera y sacar a la luz lo que ha permanecido oculto? Y la verdad, suele resumirse en que hemos creado una dinámica donde a los hombres les importa más el poder que el amor. Y las mujeres necesitan el amor de los hombres. Los hombres también el de las mujeres, pero se rayan con otra cosa. Ya hemos creado el monstruo: el hombre se mete en el mundo de los hombres, la mujer se vende para conseguir al hombre. Así, el hombre tiene a una mujer que se ha rebajado y la mujer tiene a un hombre cobarde-misógino. Ninguno tiene todo del otro, sino una pequeña parte. Los dos pueden parar esto: los hombres no permitiendo que las mujeres se vendan y las mujeres no aceptando menos de lo que les corresponde por derecho.
Jo tía, es la caña, muchas gracias!! lo he leído en un santiamén y es un lenguaje que entiendo con todo mi ser, me alimenta y me ayuda ahora mismo en el proceso que vivo, de hecho me inspira a actuar!!
ResponderEliminar"Estar en paz es condición sine qua non para poder desarrollar felicidad." Me lo quedo como resumen. Muchas gracias! Lorena.
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