Todos tenemos un duelo que nos arruina la vida. Evidentemente, no es un duelo de un acontecimiento negativo reciente que transitamos necesariamente de una manera natural, sino de uno mucho más antiguo que llevamos a cuestas como un traje de luto raído.
Después de que hayan pasado varios lustros a lo mejor no sabemos ni de dónde sale, pero nos ha menguado en alguna de nuestras áreas como seres humanos: en nuestra
capacidad de amar y ser amados, de defender la vida, de creer y crear magia, de
construir, de hacer equipo, etc. Ha recortado una parte, grande o pequeña, de
nuestro potencial, de nuestras ilusiones y sueños. Descubrir cuál es el origen
no es nada fácil. A veces podemos creer que la
causa es otra de la que realmente es. Y esto ocurre porque es más doloroso saber la verdad que no saberla, y es mejor inventarse las cosas que enfrentarse a ellas. Si no fuera así, ya lo habríamos descubierto hace tiempo. Profundizar en el alma humana, bucear hacia la herida original es arduo y nunca hay que perder el objetivo: resolver, sanar, luchar por la vida.
causa es otra de la que realmente es. Y esto ocurre porque es más doloroso saber la verdad que no saberla, y es mejor inventarse las cosas que enfrentarse a ellas. Si no fuera así, ya lo habríamos descubierto hace tiempo. Profundizar en el alma humana, bucear hacia la herida original es arduo y nunca hay que perder el objetivo: resolver, sanar, luchar por la vida.
Por supuesto, no todos los acontecimientos
que nos marcan la vida son negativos. Hay muchos felices que nos transforman,
nos catapultan hacia adelante, nos colman de realización y plenitud. Son
como brújulas internas que nos recuerdan lo que es bueno y lo que no, y nos
indican el camino para orientarnos hacia donde debemos seguir. Luego están
aquellos otros que nos impiden tener una experiencia vital auténtica porque son
verdaderos lastres que terminan por enquistarse y acabar como cánceres
emocionales o cognitivos. En general, consisten en que a un niño o una niña le
rompen la ilusión con la que llega al mundo y tratan de inocularle una caca de
realidad de la que un ser humano en plena infancia no está preparado para
defenderse. Y cuando son las personas que más le quieren, como la familia o el primer amor, o personas adultas que funcionan como referentes las que le inician en
tener que aceptar un sistema equivocado que se alimenta del sufrimiento en
lugar de crear felicidad, el impacto es aún mayor. Después tratará de
restablecerse, de seguir adelante, de formarse, de encajar, y de muchas otras
cosas, pero ese momento quedará para siempre grabado y lo transmitirá allá
donde vaya y con quien se relacione. Si éste no lo resolvemos es posible que
cada vez ocupe un espacio mayor en nuestras vidas o haya una parte que no
podamos experimentar positivamente.
En esta búsqueda de la verdad del desencadenante
del duelo cualquiera se puede perder en el camino y seguir sufriendo y no encontrar.
Para deshacer el enigma es imprescindible poner toda la energía y tener la
firme voluntad de que, cuando lo encontremos, decidamos liberarnos de la pena,
de la culpa, del mosqueo y vivir.
La voluntad de encontrar la verdad es la
primera parte y, la segunda, la decisión de liberarse. Ambas son básicas y
fundamentales para nuestro bienestar y desarrollo como seres humanos adultos.
Es muy “cómodo” seguir enganchados a
personas, situaciones, duelos… y no tomar la decisión. Hemos crecido, debemos
madurar y no tener una edad emocional de tres, cinco o doce años encubierta con
una actitud de hombres y mujeres aparentemente plenos pero disfuncionales,
puesto que con esa situación terminaremos por echarle la culpa a la vida y/o a
los demás de cualquier cosa que nos pase.
Somos autoridad y tenemos el poder de
hacerlo. Ya no hay excusas. Si no lo hacemos aceptaremos sufrir y por lo tanto,
hacer sufrir ya que si alguien nos quiere -y siempre hay alguien que nos
quiere-, que estemos sufriendo es la forma más eficaz de hacer que sufra y si
no quiere sufrir y que le llevemos por delante, no le quedará más remedio que
desvincularse afectivamente de nosotros ya que de lo contrario se perderá por
el camino y acabará también enganchado al sufrimiento. El duelo genera
sufrimiento y el duelo a este nivel siempre proviene de una mentira o una
traición, o ambas. Puede ser transmitido de manera consciente o semiconsciente,
pero no exime de responsabilidad a la persona que ejerce este daño sobre la
otra. Lo de “es por tu bien” o "las cosas son así" cuando eso nos rompe el corazón es de una crueldad
inaceptable. Será por otra causa, pero por nuestro bien no es creíble y las cosas siempre se pueden cambiar.
Así, podemos estar en duelo al más puro
estilo Bernarda Alba años y años. Es importante saber que hallarnos en una
situación de este calibre se debe a que hemos elegido la opción “menos mala”
dentro de las pocas posibilidades que hemos encontrado. Vamos, que lo de no
saber lo que nos pasa o no enterarnos o incluso negarlo es menos doloroso,
porque cuando descubrimos que nuestra vida tuvo un momento definitorio y que a
partir de ahí hemos repetido esquemas o nos hemos bloqueado puede rompernos el
corazón por segunda vez. Pero en esta ocasión, nos hemos fortalecido y tenemos
herramientas para enfrentarlo, ya no estamos indefensas ni indefensos. Por eso la motivación
para seguir luchando siempre es fundamental en cualquier proceso de liberación.
La vida es fabulosa, un regalo, una
bendición. Si no lo vemos así, tal vez haya algo que nos lo impide. Así que
toca sumergirnos para encontrar las amarras que hacen que nos hundamos y soltarlas
para volar.
A salir de la pena el mosqueo y la culpa ya! Voluntad y decisión! La vida es maravillosa.Gracias Maite
ResponderEliminarhola sobrina, te acabo de leer, me gusta tu modo en el que dices las cosas.Un Beso
ResponderEliminarLeerte es sentir claridad, inspiración y luz. Siempre invitando a la vida, siempre apostando por ella, siempre amando. Felicidades y gracias.
ResponderEliminarLa vida es un regalo mágico y maravilloso; que tú estés en ella es una prueba clara de todo eso!
Sabias palabras Maite.. a por ello ¡¡¡ un millón de gracias
ResponderEliminarLeer tus artículos es como tener una guía para la vida. Gracias. Lorena
ResponderEliminarGracias Maite por poner luz y verdad a la mentira, el engaño y la destrucción. Es el único camino para arreglarlo.
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