Lo único que nos salva son las relaciones de
amor. Lo sabemos desde que somos pequeños, sin embargo, al parecer lo vamos
olvidando con el paso de los años. Poco a poco nos vamos metiendo en la trampa
de querer conseguir las cosas solos. Es como si nos hubiéramos tragado el
tópico del sueño americano.
Tener «contactos» o «amigos hasta en el
infierno» es la versión cutre o por lo menos insuficiente de amigos y amigas de verdad,
relaciones auténticas. No es que vengan mal, sólo que no nos ayudan a vivir,
sólo a sobrevivir, que es muy diferente.
Probablemente hayamos salido escaldados o
escaldadas de las últimas relaciones, ya sean las últimas tres o las últimas
trescientas. A lo mejor, bueno, en realidad, a lo peor, nos hemos prometido consciente o inconscientemente que no volveríamos a caer en confiar
o creer en una relación para que nos tomaran el pelo, o para que no se entregaran lo suficiente y no nos correspondieran. El caso es que acabamos pensando que es mejor no repetir experiencia, y si queremos algo fuerte, hacemos puenting, que por lo menos hay más seguridad. Otro de los pensamientos que nos asalta es «primero tú, y luego si veo que tal a lo mejor voy». Y nos escondemos no un as
en la manga, sino la baraja entera, por si las moscas.
De pronto, nos damos cuenta de que el tipo de relaciones que tenemos son insuficientes para sentirnos felices y lo achacamos
a la falta de cualquier otra cosa. Así, engañándonos, casi nos
lo creemos y todo, cuando no hay por dónde cogerlo. Lo único que nos hace
felices de verdad y que nos da ganas de vivir es tener relaciones de amor y
donde nos entregamos a que la otra persona sea feliz, y nos corresponda. ¿Que no lo
hace? Pues no nos vamos a declarar en huelga, claro está. Nos vamos a buscar a
otra u otras y santas pascuas.
Lo de elegir el amor por encima de todo es
una elección vital. Y con «vital» nos referimos a que es un camino existencial. Es una posición desde la que
vivimos y nos relacionamos. Desde la que nos desarrollamos y construimos.
La otra posición, la que elegimos cuando nos
despistamos gravemente por haber escuchado la marea social que nos arrastra si
no ponemos remedio, es la de ir cada cual a por lo suyo, a luchar de manera
individual por conseguirlo.
Cuando nos encontramos con un pie en cada
sitio ocurre algo tan contradictorio como querer demostrar que el amor triunfa.
Y uno coge y se va sola o solo a demostrarlo. Pues estamos apañados. Nos la han colado bien.
Para empezar, si uno elige el amor por encima
de todo, y con el amor van unidas indefectiblemente las relaciones, ¿a dónde
narices vamos solas o solos? Y para continuar, sabiendo que la sociedad nos transmite
un modelo erróneo ¿por qué le damos autoridad? Cuando uno trata de demostrar
algo a alguien es porque le da la autoridad. Así que, de nuevo, en la trampa.
Si queremos construir, pues vamos y lo
hacemos. Pelearse con alguien que vemos que está equivocado, ya sea la sociedad
–que la formamos todos, claro está- el vecino del quinto, o el gobierno, nos
hace perder energía, tiempo y, por lo tanto, oportunidades de vivir.
A este mundo nadie ha venido a demostrar a
nadie lo equivocado que está. Si alguien está equivocado, tiene la oportunidad de
rectificar cuando quiera. Y lo mejor que podemos hacer es ser un ejemplo de que
se pueden elegir caminos y modelos de vida sanos, que nacen de las relaciones
de amor, de la ilusión de construir unos con otros y de desarrollar felicidad
para todos los seres humanos. Así que, a lo nuestro, que es lo de todos, para tener una
experiencia de vida plena.
Y para que no se nos olvide, aquí van las
cuatro ideas básicas: la individualidad va unida con la supervivencia y las
relaciones de amor, con vivir plenamente. Ahora, la elección del menú es
personal.
Touché
ResponderEliminarEl precio que hay que pagar por sobrevivir es muy caro, porque siempre va a ser a costa de los demás, y sacrificando por supuesto la propia realización personal, ligada a la espiritual, y la felicidad.
ResponderEliminarY ya cuando uno/a está en la ruina total y se plantea morir o vivir y decide vivir, porque esa es la fuerza que llevamos dentro, tiene que hacerse responsable del desastre, de la quiebra y, faltaría más, de la deuda. La única forma que yo veo de poder volver a estar en paz con la vida, los estafados y abusados en ese frenético impulso de salir adelante por cuenta propia - y ajena a la vez- y finalmente, uno/a mismo/a.
Gracias Maite por ser un ejemplo en tus acciones y una maestra en tus visiones aquí plasmadas.
ResponderEliminarLa soledad mata,y lo sabemos,y podemos tener 10.000 excusas para estar solos pero sabemos que si nos quedamos solos nos morimos,y si abandonamos ponemos en peligro a los que nos quieren o dependen de nosotros, y a pesar de todo lo hacemos,y por què? ?Por qué queremos morirnos? ?por qué abandonamos ?Por qué no luchamos por vivir y que otros vivan? ?Por qué no buscamos resolver??por qué no nos defendemos del que quiere hacernos daño dándole una patada en los h?Por que no atreverse a decir la verdad y nada más que la verdad pase lo que pase,ahora?Por miedo a que no nos quieran y nos dejen solos y nos muramos de la pena?por miedo a que nos maten?al final de una manera o de otra llegamos al final dramático?Me niego!no quiero morirme! Me revelo! No acepto quedarme solo ni abandonar a nadie,hay personas que me quieren y me necesitan y a las que quiero y necesito ,con las que quiero construir un mundo mejor y disfrutar,un regalazo de la Vida!ahí voy! Gracias Maite por tu ejemplo y por crear conciencia
ResponderEliminar¿Has estado espiando mi vida? ¡Pero si que la describes al dedillo!
ResponderEliminarLas palabras claras y el camino iluminado. Eres una acomodadora de lujo. ¡Qué lujo tenerte cerca!
Muchos besos y muchas gracias.
Salirse del amor es de lo peor que puede uno hacer, porque, aun sin darse cuenta, se busca demostrar que el amor no es para tanto y vaya que sí lo es!! El amor es lo único que salva y por lo que siempre debemos apostar. Gracias por la claridad. Lorena
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