“Promises and lies” es el título de una
canción de UB40 y como homenaje, el título a este texto. Traducción: promesas y
mentiras. Como “mentiras” queda un tanto despechado, diremos mejor
“justificaciones”, que es más o menos lo mismo. Una justificación es una
mentira encubierta y queda mucho más elegante decir “es que yo no sabía” que “me
importaba un pito”. Ahí lo tenemos: “Promesas y justificaciones”. Pues, al lío.
La dinámica de este comportamiento es
bastante sencilla y por eso lo practican desde niños a abuelos, desde la mayor
simpleza hasta la
sofisticación más elaborada.
sofisticación más elaborada.
Pongamos un ejemplo para su mejor
comprensión:
- No has traído los deberes.
- Es que me dejé los libros en clase.
- Te tengo que poner un 0.
- No, profe, que le prometo que los hago hoy.
Así, con cualquier circunstancia. No es que
el alumno haya mentido, sino que se ha justificado. ¿Por qué se deja los libros
en clase? ¿Por despiste? ¿Porque no le interesa un pimiento lo que enseñan?
¿Porque quiere llamar la atención? ¿Porque le interesan más otras cosas? Si nos
quedamos en lo superficial, probablemente se acabará repitiendo. El resultado
es que nos siguen dando largas y no lo que queremos, que es la verdad. Así que
si nos tragamos la justificación de por qué pasan de nosotros en el formato que
sea, le damos el beneplácito a que lo sigan haciendo. Y eso lo hacemos todos o lo
hemos hecho alguna vez. No es grave si eso nos permite profundizar en la
cuestión.
Ahora vamos con la segunda parte del tema
musical que lleva por título “el arte del toreo”. Y en cuanto a arte del toreo
no nos referimos a la tortura animal, por supuesto, sino al símil en el que nos
vemos envueltos. Tampoco se trata de cómo nos torean con “lo siento, pero es
que claro, yo, no sabía, no podía, pero luego o mañana o la próxima vez te
prometo, te juro y te perjuro que no se va a repetir” sino cómo nosotros no
entramos al trapo de ponernos a discutir o tragarnos la justificación y la
promesa al estilo oca con embudo para que hagan paté con lo que esperamos de
verdad. Otro tipo de tortura, sea dicho de paso.
Este “arte del toreo” es la respuesta sana
que debemos tener ante el comportamiento “promesas y justificaciones”. No
conformarnos con la respuesta justificativa que nos dan porque no es creíble.
Ahora bien, uno se cree lo que quiere creerse, hasta que le quieren incluso
cuando su pareja le pone unas astas del tamaño de la torre de Pisa, “pero yo sé
que mi Pepa -o mi Pepe- me quiere”. Para eso, lo mejor que hay es un casco,
porque la hostia que te acabas metiendo es de órdago. Para el resto, los que de
verdad no quieren que les prometan hasta conseguir destruir su confianza está
el cuestionamiento “¿por qué?”. No aceptar nada que no nos convenza. Y, por supuesto,
lo único que convence es la verdad. Por otro lado, justificar a otro ya es el
colmo del “felpudismo”: no hace falta ni que el otro o la otra haga el esfuerzo
mínimo de tratar de quedar bien o no demasiado mal.
Así son las relaciones. Si nos quitamos el
miedo a saber lo que pasa en realidad, iremos quitando capas a la cebolla hasta
llegar al quid de la cuestión. Eso nos va a permitir crear la oportunidad de
unirnos de verdad, de ser sinceros sabiendo que eso es bueno.
Claro está, para llegar ahí tenemos que saber
que todo tiene solución, que todo acaba bien si queremos que acabe bien. Si una
de las partes no quiere que acabe bien, mejor saberlo cuanto antes ¿o no? En todos
los casos no hay más que ir leyendo las señales que nos van dejando pistas.
Este lo voy a releer. Más claro y sencillo no se puede escribir la vida. Gracias. Lorena
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