24 de septiembre de 2014

Ja, ja, ja

Reírse es un acto de lo más saludable. Posee innumerables beneficios físicos y mentales. No hace falta que venga ningún psicólogo, fisiólogo, ni maestro de nueva era a decírnoslo. Sabemos que riéndonos nos lo pasamos de maravilla y después, nos sentimos contentos, satisfechos, optimistas. Podemos reírnos solos o acompañados. No es necesario elegir: disfrutamos y nos carcajeamos leyendo un libro o viendo una película y cuando estamos con otros creamos lazos a través de la risa.

Si sabemos todo eso, ¿por qué no nos reímos más? Y en algunos casos, ¿por qué no nos reímos? Hay personas que pueden pasar un día entero sin reír. A lo sumo sonríen por cortesía en alguna conversación, pero es una
actitud encorsetada consecuencia de las formas sociales. ¿No tenemos motivos para reírnos? Eso no parece muy posible, porque si hay personas que los encuentran, no es lógico que otros no lo hagan. Al final, lo que ocurre es que nos hemos acostumbrado a hacer concesiones a la depresión y hemos permitido que nos roben hasta la risa.

Los niños no tienen ningún problema. Desde que nacen es algo innato cuando comienzan a tomar contacto con el ambiente y con las personas que los rodean. Según van cumpliendo años, interactúan más y mejor, de forma que crean más oportunidades para reír más y mejor. Y las aprovechan.

Podemos reír por una tontería y parecer tontos, pero disfrutamos y descargamos tensión, liberamos hormonas endorfinas y neurotransmisores como la serotonina, dopamina y adrenalina, la risa estimula la circulación sanguínea, movilizamos un montón de músculos, fortalecemos pulmones, etc. Vamos, que no somos tan memos.

También podemos desarrollar un humor mucho más elaborado sin ser sarcástico. Porque el sarcasmo no es otra cosa que amargura disfrazada de soberbia “inteligente”. El humor inteligente es aquel que nos hace relacionarnos mejor con nosotros y con los demás creando vínculos y nunca a costa del dolor o sufrimiento de terceras personas. Que sea una risa democrática de estilo libre e incluso anárquico es lo suyo.

Hay infinitas maneras de conectar con la risa. Haciendo antropología de la carcajada, ésta ha ido variando a lo largo de la historia de la humanidad. También podemos hablar de un cambio a través de los años en la vida de una misma persona. Probablemente podríamos escribir tratados sobre los beneficios de la risa y es seguro que hay unos cuantos escritos: nuestra predisposición a reír, la influencia del ambiente, de los genes, situaciones susceptibles de ser carcajeadas, etc.

Dentro de todo ese maremágnum existe una risa que nos hace transportarnos a la alegría de sentirnos vivos, de estar contentos, en paz, disfrutando y siendo conscientes que todo merece la pena. Es esa risa la que buscamos, la que nos enriquece y nos hace llegar a otra con menos intervalo de tiempo entre una y otra y más visión positiva en el trayecto. Y es la risa que alguna vez –aunque no lo recordemos- hemos experimentado.

La risa nos hace ver la botella medio llena. Y no vale reírse con esa botella llena de alcohol. Eso es trampa. A los niños no les hace falta. Y nosotros, todos, hemos sido niños y niñas. Así que dejémosla medio llena. La risa nos hace crear soluciones constructivas a problemas supuestamente imposibles, a afrontar situaciones difíciles. Esto no significa que vayamos al funeral de nuestro abuelo a partirnos de risa. Todo lo contrario. Lo que ocurre es que cuando nos reímos y disfrutamos acabamos desarrollando una visión positiva, nos fortalece y la depresión es cada vez más ajena a nosotros aunque haya momentos duros y tengamos emociones de pena o enfado o lo que sea. Por supuesto que la risa es terapéutica en todos los sentidos porque es sanadora a corto, medio y largo plazo.

¿Podemos ver la vida como una comedia en lugar de como un drama o una tragedia? Por supuesto.

¿Significa eso que estemos más sonados que un grillo*? Evidentemente no.

La risa nos reconcilia con la vida, con el hecho de que tarde o temprano cambiaremos de destino… a otro lugar. Eso sí, esperemos que más tarde que temprano. La risa no puede usarse para evadirse de las dificultades, de lo contrario acabaremos por hundirnos o por volvernos locos. Por ello, aquí va un pequeño manual de supervivencia para la risa:

- FRECUENCIA. Reírse cada día más veces que el día anterior. Esto para los que se ríen poco. Luego cuando hemos alcanzado un umbral óptimo o por lo menos razonable para no acabar con cara de acelga, el promedio se mantiene. No es plan de parecer que estamos de tripi descojonándonos todo el rato y por cualquier cosa.

- SITUACIONES. Buscar el lado positivo a las situaciones o distanciarse de ellas durante un rato para poder reírnos. Después volvemos a ellas con energía renovada y capacidad de resolución. Por supuesto, hay situaciones susceptibles a ser reídas y otras no tanto. Además cada uno tiene su preferencia o sus gustos o su conexión. Adelante, sin miedo.

- VÍNCULOS. Crear relaciones donde haya risa por medio. Da igual si está demostrado científicamente o no, pero la risa une mucho. Cuando has tenido una experiencia con alguien de haberte reído, te apetece mucho más seguir vinculándote con esa persona y crear más relaciones. Vamos, que nos sentimos bien con el prójimo y suele ser recíproco.

Y lo fundamental: que la risa sirva para sacar, no para ocultar. Que la risa sirva para expresarnos, no para reprimirnos. Que la risa no nos separe, sino que nos una.

*NOTA. Más sonado que un grillo, con todos mis respetos hacia el grillo. De tanto hacer cri-cri tienen que tener la cabeza como un bombo. Aunque no sé ni siquiera si existe ese dicho o ha sido una licencia artística.
                       _________________________________________

Para empezar los ensayos de la risa -no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy-, aquí va una contribución de Donald O’Connor, al que agradecemos de corazón este hilarante número de la película "Singin' in the rain" y que recomendamos ver en compañía para reírse en estéreo. A la de una, a la de dos y la de...




2 comentarios:

  1. Nada vincula más que la risa y esa mirada que se intercambia después de la risotada, jejeje... Qué recuerdos!! Me dan la risa ;) Lorena.

    ResponderEliminar
  2. Jajajajaja!!😂😂😂😂
    Gracias

    ResponderEliminar