24 de agosto de 2013

¡A descansar!

El descanso es a la actividad lo que el silencio al sonido. No podríamos estar escuchando cantos de pájaros, música, rumor de olas, risas, conversaciones, etc. a todas horas por muy agradable que fuera todo eso porque nos volveríamos locos. Es como los que oyen voces; ya no sabríamos si están dentro o fuera de nosotros. El sonido continuo puede perturbar a cualquiera, porque agota.

Lo mismo ocurre con la actividad. Está claro que no hemos venido a este mundo a tumbarnos a la bartola, pero de ahí a no parar, hay un trecho. Sin embargo, a muchas personas les cuesta horrores dejarse mecer por la quietud y reparar nuestra mente y nuestro cuerpo. Es cierto que hay otras
que lo que les cuesta es ponerse a hacer algo, pero eso se llama depresión y no tienen motivación para desarrollar nada.

Parece que sólo podemos permitirnos descansar cuando nos sentimos satisfechos con nosotros mismos, realizados. Si esto no ocurre, no podemos descansar porque la culpa nos asalta: “Con la de cosas que hay que hacer y tú ¡hala, mirando las musarañas!”, “¿No te das cuenta que la vida es muy corta? ¡No la despilfarres a lo tonto!”,  “Es verdad que no has parado de hacer cosas, ¿pero te sientes satisfecho con los resultados?”. Y como éstas, mil frases nos acompañan en nuestra cabecita, haciendo del descanso una tortura.

Si hacemos caso a la culpa, no va a servir de nada descansar porque no nos vamos a reponer del esfuerzo, ni vamos a volver a la actividad con energía renovada sino todo lo contrario.

Podemos creer que es posible prescindir del descanso, y que cuando realmente lo necesitemos, ya nos pondremos a ello. Acabamos por aceptar que mientras hay energía, hay que aprovechar. Lo que ocurre es que si nosotros no somos capaces de pensar ni decidir lo que nos conviene, el cuerpo lo hará por nosotros, ya que antes de romperse, da una voz de alarma y nos ponemos malitos. Así, ya no queda más tu tía. Lo peor es cuando ni le escuchamos; vamos de “lumbreras” y con unos analgésicos, pues tiramos un poco más. Ahí ya nos hemos pasado cuarenta pueblos y de tanto tirar de la cuerda, se acaba rompiendo.

La cultura de la obligación, el sacrificio, la culpa es una herencia de la que hay que desprenderse como de la sarna. Nos lo han transmitido porque nuestros padres, abuelos, etc. lo han vivido así. ¿Por qué? Por un motivo muy simple. No es porque los tiempos fueran peores, que también. Pero ahí cada uno sabe cuándo debe entregarse a buscar alimento, cobijo, calor, para su familia y para él/ella mismo/a. Son circunstancias puntuales, aunque dure un tiempo. Pero si lo hacemos como estilo de vida, nuestra vida se acorta y además, es de mala calidad: falta de energía, de salud, de felicidad.

Todos los sentimientos que nos generan la obligación o el sacrificio no son positivos. Es de personas abusadas. Si nos colocan que es necesario sacrificarse, es porque nos están robando derechos fundamentales, como los de vivir. Vivir es nuestro derecho, y sobrevivir toda la vida, un sacrificio. Y con ese engaño, esa mentira, dejamos de vivir para que lo hagan otros, unos cuantos más listos que perduran a costa de exprimir a otros. ¿Cuál es la estrategia para conseguirlo? Como son muy listos y ya no cuela que nos obliguen directamente, colocan mandatos del tipo “debes producir para ser alguien de provecho, si no serás un despojo”, “tienes que ser el mejor, y para ello debes competir, y no parar hasta conseguirlo porque sólo los mejores consiguen lo que quieren”,… Y nosotros, cogemos y nos lo creemos porque hace bastantes generaciones que se coló en el adn familiar.

Por supuesto, las empresas religiosas y los dirigentes políticos pertenecen al grupo de los “listos” y, claro, “en el nombre de dios” o “en el nombre del país”, hay que sacrificarse. Ya vendrán tiempos mejores… en la décima reencarnación, claro. Y todo eso lo dicen de una manera que parece hasta creíble: tono afectado, mirada con sentimiento, comprensión hacia los feligreses o el público,… Si dieran premios de interpretación, se podrían llevar unos cuantos. El problema es que ya no nos lo creemos. De hecho ya ni nos mosqueamos porque nos quieran tratar como “primos”. Además, si no se activa ese gen heredado, y decidimos cambiarlo por otro, la cosa está chupada.

Ya sabemos que la vida es lo primero, empezando por la nuestra. Porque si nosotros no estamos bien, todo lo que dependa de nosotros se pondrá en peligro.

¿Cómo descansar? Cada uno como necesite. Escuchando nuestro cuerpo es fácil saberlo. Ahora bien, la tierra es muy poderosa, tiene una energía muy fuerte, y nosotros formamos parte de ella: de los montes, los ríos, los bosques, los mares, las selvas, los campos, el cielo, la luna, las estrellas, el sol, los animales,… Venimos de ahí. Por eso cuando volvemos nos conectamos a la vida de nuevo. Es como beber de la fuente de todo, como volver a casa. En esos momentos llegan respuestas, emociones, sensaciones y vamos anclándonos, cargándonos de todo esa fuerza.

En el momento en que nos permitimos parar para vernos y para ver, nos vamos sintiendo mejor. Por supuesto, el sentido es disfrutarlo. De lo contrario, sólo nos perjudicará. Por ello, ir entrenándose en escucharnos, comprender que somos indispensables, que el descanso es fundamental  y tomar la decisión de hacerlo, es un acto de responsabilidad hacia el bienestar y la felicidad de todos los seres. 

3 comentarios:

  1. Que razon tiene tu articulo.El descanso es fundamental.Estar en paz con la conciencia tambien.El que pueda hacerlo que lo haga y el que no que busque resolver sus problemas de conciencia.El que pueda des cansar tranquilo de conciencia tiene un 10.
    Arturo

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  2. Marbella agosto 2013
    Estar de vacaciones y leer tu articulo me da la buena idea de no soltarlo.No pienso volver de vacaciones!Seguire libre y tranquilo cuando vuelva a mi vida cotidiana.gracias
    Raul

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  3. Con tanta crisis y tanto rollo nos lo intentan poner crudo lo de "ver crecer la hierba·".La vida contemplativa y activa me parece genial.Ser igual que los animales salvajes que despues de trabajar se pasasn el tiempo disfrutando ,retozando,entrenando y a su bola me parece lo mas adecuado.Me apunto y os invito.
    Cesar

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