Nos afanamos en entender cuando
somos pequeños, y ya de mayores, en hacernos entender. Probamos en nuestro
idioma. Aprendemos las reglas gramaticales, morfosintácticas y vamos
llenándonos de un amplio vocabulario, cada vez más extenso. Utilizamos figuras
como símiles y metáforas con el objetivo de construir conceptos fieles a la
realidad, o que se acerquen lo más posible para explicarnos con palabras.
Hacernos comprender no significa
que hayamos superado el primer paso, el de comprender el mundo que nos rodea.
Puede que sí y puede que no. Sin embargo, al necesitar sentirnos que
pertenecemos a un lugar común
con otros congéneres, damos el salto a mostrarnos al mundo.
con otros congéneres, damos el salto a mostrarnos al mundo.
Aclaremos el concepto “pertenecer
a un lugar común”. Hasta el mayor misántropo necesita pertenecer a la comunidad
de seres humanos para renegar de ella. Es una fuerza antagónica, pero está en
relación aunque su intención más dañada sea la escisión completa.
Después, nos damos cuenta que hay
más mundo y, desgraciadamente para nosotros, pero beneficiándose la pluralidad
mundial, hablan en otros idiomas que no comprendemos. Deseamos salir ahí fuera
y experimentar la aventura de toda esa riqueza pero volvemos a empezar.
Entender y hacernos entender. En algunos casos, se invierte el proceso y como
ya somos adultos podemos buscar hacernos entender y después entender, pero no
es lo deseable si no es por algún motivo imperante. Ampliamos horizontes y es
por eso que nuestra visión debe alimentarse de todo ello para ser más sabios.
Si de verdad conseguimos
comunicarnos por las dos partes, resulta algo maravilloso, pero no es el idioma
el que hace que nos sintamos plenos en ese acercamiento.
La comunicación se transforma en
acercamiento, y el acercamiento en conocimiento, y el conocimiento en
comprensión, y la comprensión en unión. Sin embargo, esta cadena no nace a
partir de la lección 1 en una academia de idiomas. Lo hace de la intención que
nace del amor.
No consiste en estar enamorados
de la otra persona para que exista esa comunicación porque se puede dar, y de
hecho debe darse entre dos seres humanos independientemente de su sexo y
condición. Para ello, uno se desprende de toda armadura y mira a los ojos del
otro transmitiéndole todo lo que lleva dentro, todo lo que le acompaña y recibe
eso mismo de la otra parte.
Esto puede ocurrir en cualquier
contexto aunque se es más proclive cuando se conoce el lenguaje universal, el
lenguaje de amar al ser humano, -hombre o mujer, niño, adulto o anciano- que
tenemos ante nosotros.
En las relaciones existen
desencuentros, prejuicios, dificultades, conflictos, pero incluso el mayor de todos
ellos se resuelve cuando pasamos por encima de lo personal y nos conectamos a
nuestro amor. La otra parte puede hacer lo mismo o no. Si lo hace, construimos
entre los dos algo mágico, una comunicación de ser a ser donde nos sentimos
iguales y parte de un todo, comprendemos y somos comprendidos, amamos y somos
amados. En ese preciso momento vivimos en primera persona lo que ya sabíamos:
que el amor lo cura todo, elimina las distancias que pudieran existir y nos
sentimos felices. Si la otra parte no lo hace, sabemos que hemos creado una
oportunidad increíble que seguirá abierta indefinidamente, porque es la
oportunidad de la relación más pura. Nos sentiremos tranquilos, en paz, sin
rencor, ni enfado, ni pena.
Cuando el amor se transmite a
través de nuestra alma, con un lenguaje universal, no nos enganchamos a lo
anecdótico y vemos con claridad. Es un lenguaje que nos abre los ojos y el
corazón y ante nosotros descubrimos el sentido de todo lo que nos rodea, de las
relaciones, del amor, de la vida.
Desde nuestra propia familia
hasta la persona más desconocida, todos son sensibles a esta comunicación desde el
amor y buscan lo mismo, se atrevan o no. Por eso, sabiéndolo, ¿por qué no
atrevernos a ponerlo en práctica?
Transmitir a un hombre o una
mujer que es igual que nosotros, que sentimos respeto por su vida y queremos
que se realice y viva feliz es lo único que cuenta. Comunicar que estamos ahí
para ayudarle y que sea verdad, claro, salva a otro ser humano y una relación que
comienza por el buen camino; una relación de la que formamos parte.
Siempre es buen momento para
comenzar a hacerlo, a practicar. Y probablemente, éste sea el mejor, el de
ahora mismo. O sea, ya.
Te superas cada día,me encanta cómo trasmites tanto con la palabra,la fuente de la que bebés es inagotable y está llena de colores y matices.Me encanta tenerte tan cerca sin necesidad de mirarte a los ojos,me encanta tu Amor.Gracias
ResponderEliminarEs precioso lo que transmites y como lo transmites con que fuerza llega.
ResponderEliminarMil gracias llega al corazón.
Mikel
Que bonito es el lenguaje universal del que hablas.no tiene fronteras y llega a todos .Es verdad que todos hemos sido creados en el fondo iguales y con la misma esencia.Desde esa posicion ,nos podemos relacionar y hacer junto a los que queremos y nos quieren relaciones maravillosas donde invitar a los que se sienten solos y tristes.mi sueño es vivir en el campo en un cortijo y vivir con mucha gente y animales.Viva el esperanto.
ResponderEliminarRaul