13 de agosto de 2013

Lenguaje universal

Nos afanamos en entender cuando somos pequeños, y ya de mayores, en hacernos entender. Probamos en nuestro idioma. Aprendemos las reglas gramaticales, morfosintácticas y vamos llenándonos de un amplio vocabulario, cada vez más extenso. Utilizamos figuras como símiles y metáforas con el objetivo de construir conceptos fieles a la realidad, o que se acerquen lo más posible para explicarnos con palabras.

Hacernos comprender no significa que hayamos superado el primer paso, el de comprender el mundo que nos rodea. Puede que sí y puede que no. Sin embargo, al necesitar sentirnos que pertenecemos a un lugar común
con otros congéneres, damos el salto a mostrarnos al mundo.

Aclaremos el concepto “pertenecer a un lugar común”. Hasta el mayor misántropo necesita pertenecer a la comunidad de seres humanos para renegar de ella. Es una fuerza antagónica, pero está en relación aunque su intención más dañada sea la escisión completa.

Después, nos damos cuenta que hay más mundo y, desgraciadamente para nosotros, pero beneficiándose la pluralidad mundial, hablan en otros idiomas que no comprendemos. Deseamos salir ahí fuera y experimentar la aventura de toda esa riqueza pero volvemos a empezar. Entender y hacernos entender. En algunos casos, se invierte el proceso y como ya somos adultos podemos buscar hacernos entender y después entender, pero no es lo deseable si no es por algún motivo imperante. Ampliamos horizontes y es por eso que nuestra visión debe alimentarse de todo ello para ser más sabios.

Si de verdad conseguimos comunicarnos por las dos partes, resulta algo maravilloso, pero no es el idioma el que hace que nos sintamos plenos en ese acercamiento.

La comunicación se transforma en acercamiento, y el acercamiento en conocimiento, y el conocimiento en comprensión, y la comprensión en unión. Sin embargo, esta cadena no nace a partir de la lección 1 en una academia de idiomas. Lo hace de la intención que nace del amor.

No consiste en estar enamorados de la otra persona para que exista esa comunicación porque se puede dar, y de hecho debe darse entre dos seres humanos independientemente de su sexo y condición. Para ello, uno se desprende de toda armadura y mira a los ojos del otro transmitiéndole todo lo que lleva dentro, todo lo que le acompaña y recibe eso mismo de la otra parte.

Esto puede ocurrir en cualquier contexto aunque se es más proclive cuando se conoce el lenguaje universal, el lenguaje de amar al ser humano, -hombre o mujer, niño, adulto o anciano- que tenemos ante nosotros.

En las relaciones existen desencuentros, prejuicios, dificultades, conflictos, pero incluso el mayor de todos ellos se resuelve cuando pasamos por encima de lo personal y nos conectamos a nuestro amor. La otra parte puede hacer lo mismo o no. Si lo hace, construimos entre los dos algo mágico, una comunicación de ser a ser donde nos sentimos iguales y parte de un todo, comprendemos y somos comprendidos, amamos y somos amados. En ese preciso momento vivimos en primera persona lo que ya sabíamos: que el amor lo cura todo, elimina las distancias que pudieran existir y nos sentimos felices. Si la otra parte no lo hace, sabemos que hemos creado una oportunidad increíble que seguirá abierta indefinidamente, porque es la oportunidad de la relación más pura. Nos sentiremos tranquilos, en paz, sin rencor, ni enfado, ni pena.

Cuando el amor se transmite a través de nuestra alma, con un lenguaje universal, no nos enganchamos a lo anecdótico y vemos con claridad. Es un lenguaje que nos abre los ojos y el corazón y ante nosotros descubrimos el sentido de todo lo que nos rodea, de las relaciones, del amor, de la vida.

Desde nuestra propia familia hasta la persona más desconocida, todos son sensibles a esta comunicación desde el amor y buscan lo mismo, se atrevan o no. Por eso, sabiéndolo, ¿por qué no atrevernos a ponerlo en práctica?

Transmitir a un hombre o una mujer que es igual que nosotros, que sentimos respeto por su vida y queremos que se realice y viva feliz es lo único que cuenta. Comunicar que estamos ahí para ayudarle y que sea verdad, claro, salva a otro ser humano y una relación que comienza por el buen camino; una relación de la que formamos parte.

Siempre es buen momento para comenzar a hacerlo, a practicar. Y probablemente, éste sea el mejor, el de ahora mismo. O sea, ya.

3 comentarios:

  1. Te superas cada día,me encanta cómo trasmites tanto con la palabra,la fuente de la que bebés es inagotable y está llena de colores y matices.Me encanta tenerte tan cerca sin necesidad de mirarte a los ojos,me encanta tu Amor.Gracias

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  2. Es precioso lo que transmites y como lo transmites con que fuerza llega.
    Mil gracias llega al corazón.
    Mikel

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  3. Que bonito es el lenguaje universal del que hablas.no tiene fronteras y llega a todos .Es verdad que todos hemos sido creados en el fondo iguales y con la misma esencia.Desde esa posicion ,nos podemos relacionar y hacer junto a los que queremos y nos quieren relaciones maravillosas donde invitar a los que se sienten solos y tristes.mi sueño es vivir en el campo en un cortijo y vivir con mucha gente y animales.Viva el esperanto.
    Raul

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