21 de agosto de 2013

Convencer: una batalla perdida

Hoy en día, un debate, sea en el medio que sea e independientemente del tema que se trate, termina por definirse como un cúmulo de desentendimiento, de falta de acuerdo, donde cada uno se enroca más en su posición. Eso, cuando no acaban por levantar la voz o incluso faltarse el respeto.

Tal vez, cuando estuvo en boga, allá por el imperio griego, tenía su sentido. En realidad, desde una posición donde se apuesta por la cultura, el desarrollo y por los valores humanos, la oratoria era una fuente de inspiración, aprendizaje y admiración para los presentes, y una fuente de superación, búsqueda de empatía, desarrollo intelectual, para los
oradores. También es cierto que la competición para superar al otro, podía buscar someterlo; eso sí, de forma muy elocuente.

Saber comunicar, conmover, narrar, enseñar,… implica una entrega al receptor, que puede estar bien dirigida, donde se busque el entendimiento de ambos, o mal dirigida, donde uno trate de imponerse al otro.

El debate actual suele ser más o menos que dos personas hablan y ninguna se escucha. A lo mejor no se interrumpen, pero no se escuchan de verdad. Cuando a esto se le añade que los recursos verbales o gestuales en ambas partes son lamentables, el aburrimiento o la falta de educación están servidos. Es cierto que siempre habrá alguien a quien le guste escuchar vociferar al secretario general de un partido político o al entrenador de un equipo, pero no tiene que ver con el gusto por al arte de la elocuencia.

Si un debate tiene como objetivo convencer y ninguno de los participantes está dispuesto a dejarse, ¿qué sentido tiene? Escupir argumentos a la cara del de enfrente es lo que conocemos por el nombre de “discusión”.

Sin embargo, existen alternativas al debate con el objetivo de entendernos. En lugar de convencer se puede apelar a la conciencia de la otra persona, que no supone una intromisión ni un avasallamiento. Se busca el entendimiento dentro de una situación que es injusta. Y no es que sea injusta porque yo lo crea. La injusticia no es subjetiva. Claro que si la otra parte se cierra en banda y mira a otro lado, no nos vamos a enfrascar, porque eso desgasta y no procede. En ese caso lo único que estaríamos haciendo sería darle más poder a la negativa de nuestro interlocutor generando un conflicto para ver quién se lleva el gato al agua.

Una situación injusta lo es porque alguien sufre y alguien hace sufrir. Y no hay más. Si eso no se quiere ver, pues a otra cosa, mariposa. No podemos dejarnos la energía en hacer ver a un ciego obcecado.

Hay personas que buscan continuamente convencer de lo que sea. Eso es fanatismo. Si nos dejamos enredar podemos acabar de los nervios porque sentimos que no se respetan derechos fundamentales. Si la otra parte tiene una buena intención, es importante enseñarle que el camino no es el de convencer, el de poner sobre la mesa todos los argumentos por muy elaborados que parezcan. Debe aprender a ser receptivo a la otra parte, saber si es recibido y acercar posiciones para conseguir unirnos.

Las palabras son maravillosas. Sin embargo, pueden ocultar una trampa: la de atraparnos y transformar nuestra ilusión en un cardo con pinchos. Si las palabras se utilizan para transmitir, mostrar, comprender, idear, deleitar,… estaremos mucho más próximos de relacionarnos en igualdad y con amor.

Y con esto, no busco convencer a nadie, sólo acercarnos un poco más; que el roce hace el cariño.

3 comentarios:

  1. Convencer,competir,guerrear por vender el objetivo,es durisimo.Los vendedores tienen que aplicar su fuerza a vencer(con-vencer) a los que se dirigen.Que rollo para todos.Tienes toda la razon Maite ,en que el arte de dialogar es mucho mejor.gracias
    Arturo

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  2. Comunicarse no tiene que ser un conflicto ,ni una lucha.Es un recurso que nos pertenece a los seres humanos.El lenguaje expresa los pensamientos.Existen muchisimos idiomas , lenguas ,dialectos,etc Toda esa riqueza no ha sido creada para manipular,alienar o decir tonterias.Viva la comunicacion profunda y llena de ricos conceptos.Disfrutemoslo.Muchisimas gracias Maite
    Ivan

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  3. Tenerife .El puerto de la cruz
    Hola: Donde este la cercania de la autenticidad que se quite el rancio mentir y engañar para convencer .Es trabarse una y otra vez en perderse del don de la conversacion intima y sincera.Gracias Maite por recordarlo.
    Dinio

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