Hay un día donde escuchamos algo
que va más allá de la bocina de un coche o la risa de un grupo de amigos. Es un
sonido por dentro. Un sonido que nos agarra. Al principio es como una caricia o
una ligera palmada y poco a poco nos va cogiendo más firmemente hasta que se
acaba aferrando a nuestras entrañas. Y aunque nos entre miedo hasta sentirnos
paralizados, es una maravillosa sensación si decidimos ser coherentes con ella
y seguirla.
Se parece mucho a la sensación de
enamorarnos, sobre todo cuando mantiene su pureza, su fuerza, su determinación.
Así que después de toda esta introducción, del redoble de tambor podemos pasar
a presentar a…
¡LA AVENTURA! Puede llamarse necesidad, ansia, deseo, ilusión de aventura. Podemos decir que se trata de emprender para seguir aprendiendo y poner en práctica lo ya comprendido.
¡LA AVENTURA! Puede llamarse necesidad, ansia, deseo, ilusión de aventura. Podemos decir que se trata de emprender para seguir aprendiendo y poner en práctica lo ya comprendido.
La aventura es la vida en sí
misma. Lo que ocurre es que cuando nos damos cuenta de que nos hemos instalado,
apoltronado, acomodado en una rutina, ella llama a la puerta para decirnos que
así no. Nos cuenta la historia de nuestros antepasados y de todos los
antepasados que también son nuestros y nos invita a ver que la vida hay que
vivirla, como muchos hicieron, que es necesario entregarse a ser feliz y hacer
feliz, a construir más y mejor para todos y a experimentar con la conciencia
bien puesta para luego compartir lo vivido.
Muchos lo escuchamos ahora, en esta
época del año, esa llamada de la selva, que viene a ser sinónimo de llamada de
la naturaleza, la nuestra. Aunque estamos en agosto, aún se percibe todo lo que
está vivo, lo que nació en primavera y ha dado sus frutos. Mantenemos la
sensación de haber despertado y aún no somos conscientes del otoño –que esperemos
que tarde en llegar para seguir disfrutando del calorcito-.
Agosto es una época aún de
expansión por las buenas temperaturas, de distensión por las vacaciones -aunque
sean las de otros- y los días siguen siendo largos y las noches estrelladas. Es
ahí en esa vía láctea, en ese cielo despejado, con algunas estrellas fugaces
para que pidamos deseos, donde sentimos que todo es posible y que estamos
diseñados para vivir todas las aventuras que hemos soñado durante el invierno,
cuando estábamos en la madriguera, y que ahora es el momento de planear y
materializarlas.
Son esas estrellas las que nos
hacen ser conscientes de que todos somos uno. Es en esas noches de verano donde
vemos el camino que nos conduce a otros países donde viven nuestros hermanos y
es ahí donde la aventura nos agarra del estómago y miles de mariposas entran a
revolotear hasta que decidimos permitir que se marchiten (nada recomendable) o
ponernos en marcha (siendo coherentes con nuestra naturaleza).
Lo que tenemos es lo que somos y
eso es lo que podemos compartir en cualquier aventura, lo que podemos entregar
a los demás. Si nos hacemos responsables, nos optimizamos. Querer tener todo
atado, seguro, estable, nos empobrece. Saltar por encima de todos los miedos
nos lleva a volar.
Vivir la aventura no es hacer
turismo. Se puede ir a Benidorm siendo un aventurero e ir a Kenia y ser un
turista. La actitud nada tiene que ver con el destino y viceversa.
Pero cuando alguien elige ir a la
India, por ejemplo, y lo hace solo -sabiendo que nunca está solo-, sabe por qué va. Sabe que va a compartir lo
que es, porque decide entregarse. Ha sentido que ése era el camino y lo ha
seguido. Y sabe que el viaje no acabará allí. Si las estrellas nos llevan a un
sitio, no es por casualidad. Las personas que nos encontramos en la vida no
aparecen porque sí. Y si además, no sólo aparecen sino que vamos a su
encuentro, revolucionamos nuestra vida y las vidas de más personas.
La aventura tiene un fin pero no
un final.
P.D. Si has sentido, después de
leer estas líneas, la llamada de la selva…. ¡enhorabuena! Ahora sólo falta
ponerse en marcha con la sonrisa en los labios y la determinación en el alma.
La aventura maravillosa de exprerimentar con la conciencia ,como muy bien dices, y compartirlo para enriquecer a los demas es total y realizante .Claro que si .Gracias .
ResponderEliminarArturo
Hola: Yo he estado en la India y se que el que va es llamado a la aventura de conectar con otro mundo y otra dimension.Como ciudadanos del llamado primer mundo,solamente ir ,tomar contacto y volver,es una super enriquezedora experiencia que nos enseña la realidad impactante del llamado tercer mundo.Nunca se olvida.Si se aguanta ,te haces mucho mas humano y solidario.Mi respeto por los que tienen la llamada de la La India.Suerte.
ResponderEliminarJeremias
La vida es una Gran aventura ,es pura magia dejarse llevar por la corriente de desarrollarse y compartirlo con los seres humanos de buen corazon.Gracias por recordarnoslo Maite.
ResponderEliminarRuben Presgo
Gracias Maite,las mariposas revolotean y me dicen que es por allí..!todo para Todos!Es un honor poder abrir una puerta en India,siento que llevo toda mi vida preparándome para Ésto .Allí voy,allí vamos Todos!!
ResponderEliminarMuaaaaaaac
Emilio Fragon Cadiz
ResponderEliminarOle que ole con la aventura,conozco parte del mundo y aseguro que me ha madurado mucho,conocer muchas circustancias de vida de otros seres humanos como nosotros,verlos en su ambiente y cultura .Super especial.A viajar todos!!!
Yo me fui a un país asiático de voluntaria por un mes y allí me encontré con otros voluntari@s que habían ido de turistas, sin querer saber, sin querer conocer la realidad de lo que pasaba a su alrededor, aunque vieran lo que pasaba, aunque la misma gente de allí se lo contara. "Oh, pobrecitos! Bueno, yo pronto regresaré a mi casa y como desde allí no puedo hacer nada por ayudar prefiero fingir que no es para tanto y a seguir visitando lugares". Para mí es indecente y es jugar a ser alguien que no se es, es abandonar a quien te necesita y es un acto egoísta extremo. No se puede utilizar a nadie para dar una imagen positiva nuestra cuando no ha habido entrega. La llamada de la selva te empuja y arrastra, a pesar de miedos, penas y otras distracciones. No estamos solos para ir, imparables, hacia delante!!!! Gracias. Lorena.
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