24 de abril de 2012

¡Al ladrón! ¡Al ladrón!

Que no nos roben las palabras porque éstas representan ideas universales, expresan sabiduría, pureza, verdad. Sin ellas, ¿cómo comunicarnos de alma a alma cuando queremos hacer uso del lenguaje verbal?

Manipular las palabras es un saqueo en toda regla. Las prostituyen hasta que llegará un momento en que el concepto de “dignidad”, por supuesto adulterado, nos dará asco por haber sido mancillado.

Para ellos, los poderosos, manipuladores, mentirosos, traidores, cobardes, rastreros, gente de mal, gentuza, no hay nada sagrado. Absolutamente nada. Por eso profanan todo lo que tocan y todo lo que sale por sus negras
bocas. Si pronuncian la palabra “familia” ensalzándola como paradigma del mundo justo, feliz, te repugna la idea de que ese sea el modelo sano de vida unido a una empresa religiosa que abanderan una sexualidad aberrada, que discrimina a la mujer y que tiene a sus espaldas innumerables delitos para los que no existe la impunidad.

Si usurpan términos como “tolerancia”, “compromiso”, “libertad”, “verdad”, y otras, les roban todo su valor, dejándonos desnudos, con harapos para poder defendernos del agravio. No tienen derecho. No pueden robarnos la “rebeldía” mostrándonos con ese nombre a seres humanos que asesinan a otros en imágenes de las noticias. No tienen derecho a hablar de “amor”, “solidaridad”, de “responsabilidad” porque nos las ensucian.

Recuperemos el lenguaje puro, sus significados esenciales y hagámoslo nuestro de nuevo. Es patrimonio de la humanidad. Nos pertenece y no pueden arrebatárnoslo.

La “familia” adquiere un significado donde sus componentes no son asexuales sino todo lo contrario, ni la mujer es un ser de segunda categoría con respecto al hombre y genera el mismo respeto y admiración que él.

Y recuperamos “hacer el amor”. No necesitamos decir “follar” para alejarnos de las connotaciones de sumisión, vergüenza y exclusiva práctica para la procreación con las que habéis contaminado el vocablo. Pero si queremos decir “follar”, lo decimos. Eso sí, con amor, con mucho amor pero del de verdad, no del débil, condescendiente, sino del que puede con todo. Y tenemos hijos e hijas desde el amor, un amor enorme, no como sometimiento a un dios que os habéis inventado, o un estado que habéis creado para generar miedo, sino como la máxima expresión de amor, de entrega mutua, de placer, de disfrute, de creación.

Os inventáis significados muy turbios para todo lo bello, lo grandioso, lo inalcanzable para mentes corruptas y corazones podridos. Imponéis leyes pero nosotros sólo atendemos a una: la que promulga la Vida, donde no hay injusticia, desigualdad, maldad, esclavitud, jerarquía, sino justicia, igualdad, bondad, libertad, equidad. Y amor,

Nos rebelamos sanamente, sin violencia, sin guerras. Y limpiamos lo que habéis profanado. Nos rebelamos a este expolio del diccionario que nace de la vida. Y esta onda expansiva os llega como manifiesto, reivindicación, declaración de una posición firme. Estéis donde estéis, no aceptamos más abuso y llamamos a las cosas por su nombre. Nosotros y nosotras que no hemos manipulado el lenguaje y por eso estamos legitimados para hacerlo. Vosotros y vosotras sois una vergüenza para el ser humano. Rectificad. Ahora tenéis la oportunidad de hacerlo. Si no lo hacéis, os avisamos, que no tenéis poder sobre nuestras conciencias, nuestras ideas porque nuestro espíritu es poderoso y libre. Lleno de amor, de compromiso con la vida y por supuesto, rebelde.

NOTA. Quiero decir al respecto, que yo – junto con otras muchas personas- sigo reconstruyendo un lenguaje donde hombres y mujeres estemos integrad@s, donde estemos representad@s y unid@s. Da igual si es con @, con términos como nosotras/os, nosotros/as, nuestro y nuestra o simplemente con una estrella para que tod*s nostr*s nos sintamos bien. Sin tintes académicos o políticos, sino desde el alma, que no tiene sexo, pero que lo es todo, que encierra el universo entero, a la mujer y al hombre;  lo masculino y lo femenino; toda expresión.

1 comentario:

  1. Las palabras son las que son y no se puede enturbiar su significado profundo por mucho que quieran y se empeñen. Aun así es muy bonito saber que hay quien busca hacer y mantener un lenguaje inclusivo con un significado que mantiene su esencia real. Lorena.

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