12 de abril de 2012

El BIEN o no el BIEN. He ahí la cuestión.

El bien siempre gana al mal. Saber eso nos libera de una angustia constante o intermitente.

Se encargan de plantarnos la semilla de la duda y, si no nos defendemos, si no lo identificamos y nos libramos de ella, ésta crece y se convierte en una planta que seca la tierra que tratamos de abonar y de sacar adelante para que dé flores y frutos.

Para saber que el bien está por encima del mal debemos conectar nuestra verdadera esencia, la esencia de un ser humano y remontarnos a lo más puro: el niño o la niña.

Cuando nacen son puro amor, bondad, inocencia. Todos somos así sin excepción. La maldad es un invento del ser humano -no de la naturaleza-
que, por cobardía, por falta de grandeza, se impone a los demás con mentiras y desde ahí manipula y amenaza.

¿Por qué el bien está por encima del mal? Porque el mal destruye; ése es su principio y su fin, de tal manera que termina por destruirse a sí mismo y a la persona o personas que lo promueven porque no hay resonancia con la esencia real, con la bondad y genera pena, culpa y odio, además de desconexión de la vida.

La cobardía del mal se basa en el concepto de que, para destruir, sólo hace falta mentir y amenazar. Para asumir esas consecuencias, por supuesto, es necesario desconectarse del alma y de las emociones, y sacarse el corazón.

Para construir es necesario poner todas las cualidades del ser humano al servicio de aquel, buscando el bien de todos.

Tal vez vivamos una situación donde la injusticia, la desigualdad, el abuso, imperen en la sociedad. Sin embargo, eso no significa que esa realidad circunstancial sea la verdadera y definitiva. Sólo significa que no debemos quedarnos pasivos, expectantes, indefensos porque, en un tiempo, la verdad saldrá adelante, el bien brotará de nuevo porque está germinando siempre en los corazones de las pasadas, presentes y futuras generaciones.

Tomar el testigo de luchar para imponer el bien de una forma sana y pasarlo es lo único que nos va a evitar el sufrimiento, la culpa, la angustia de haber contribuido a que la injusticia se expandiera, sabiendo que nunca acabaría venciendo. Pero sí se ha podido llevar más víctimas por delante, incluidos nosotros mismos, si nos hemos sometido a ella.

El mal, es decir, todo lo que destruye la ilusión, el idealismo, el amor, la vida, y que se sirve de la mentira y la amenaza, nos bloquea nuestro camino de realización social si no lo evitamos de forma activa.

Las mentiras que se utilizan son múltiples y sólo persiguen inutilizar la fuerza y la valentía de los seres humanos que se dejan guiar por su bondad. Por ejemplo que ser sensible es sinónimo de “blandito” y que los valientes tienen que ir de duros. Esto es una mentira enorme. De hecho, cuando vemos cualquier película de aventuras, nos identificamos con el héroe o la heroína, que es el bueno; es decir, que es “sensible al bien y al amor”, y por supuesto, que es supervaliente. A todos nos encantaría ser como él o ella, pero creemos que no es posible. Otra mentira más.

Así vamos desenmarañando una red de mentiras, y cuando damos con la verdad, aparecen las amenazas. “Vale, te has dado cuenta de que no eras un cobarde y que puedes conseguir lo que te propongas. Ahora bien, como seas valiente y luches por la justicia, van a ir a por ti, o te vas a quedar solo. Yo que tú no lo haría”.

Vamos, que cuando por fin hemos llegado hasta el final y hemos descubierto el engaño, la estafa, -que ya es un gran paso-, toca enfrentarse a ello y entrar en acción pasando por encima del miedo, la inseguridad o el fatalismo.

Deshacerse de esa condena donde nos etiquetan y nos paralizan es nuestra responsabilidad como seres humanos libres y poderosos.

Conectamos el bien, lo defendemos y lo difundimos. Ésta es nuestra verdadera misión en la vida y el camino empieza aquí y ahora.

*NOTA. Mostrar que el bien está por encima del mal no consiste en “demostrar”, es decir, en “convencer”. Este artículo va dirigido a todas las personas que son sensibles a él y que saben que es el camino. Si alguien necesita ser convencido tiene un problema.

1 comentario:

  1. Los buenos siempre ganan. Es una verdad universal pero con el panorama que hay no siempre resulta creerlo. Ahí estamos!! Lorena

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