18 de abril de 2012

Solo(a) no puedes; con amigos(as) sí ;-)

Cuánta sabiduría hay en los programas infantiles donde acuñaban ese lema recordándonos nuestro carácter social como niños y niñas, y por extensión, como seres humanos.

Es imposible conseguir todo solo. Realmente imposible. Por supuesto que hay un montón de teorías que nos dicen que las tres cuartas partes de lo importante en la vida lo hacemos en soledad, que nacemos solos y morimos solos, que somos nuestro mejor amigo, etc. etc.

El caso es que solos no podemos. Lo que podemos hacer solos son actividades, logros, metas muy mediocres, absolutamente intrascendentes,aunque de gran reconocimiento social. Las grandes empresas, las que cambian el mundo son las que hacemos con otros seres humanos, y cuando uno aporta lo mejor en esas relaciones llega tan lejos que aún ni lo sabemos, porque remamos en contra de nuestra verdadera naturaleza. Buscamos el logro personal, el poder individual, sobresalir, triunfar, ser los mejores, condenándonos a no vivir de verdad lo que significa una revolución personal y social.

La verdad es que el patio está bastante mal como para embarcarse uno en una aventura con otros congéneres. Todos, sin excepción hemos engañado o hemos sido engañados, hemos traicionado o nos han traicionado, hemos sido víctimas de abuso en una relación o abusadores. Y no nos fiamos ni de nuestra madre. Y si te fías así de buenas a primeras, que dios te ayude a no sucumbir a un fracaso más. Es importante tener garantías, ver lo que se hace y no lo que se dice, comprobar de verdad que estamos en lo mismo y que los objetivos son a lo grande, y no egoístas, cutres o de miras tan cortas que parezcamos Rompetechos. Y esto va desde la pareja a una empresa que busque cambiar el mundo pasando por la relación de amigos.

Y sobre todo a lo que me refiero cuando digo que “solos, es imposible” es a que el camino es largo y lleno de obstáculos cuando la herencia que tenemos es de daño y destrucción. Si no lleváramos una carga de pena, odio, desconfianza, pesimismo, fatalismo y demás conceptos similares, por supuesto, sería un camino lleno de flores y pajaritos donde nos acompañarían amigos y familiares a conseguir evolucionar, avanzar, realizarnos.

Cuando no ves ni camino ni nada, te das cuenta que estás perdido y que estás solo, aunque si buscas siempre aparece la ayuda que necesitas, y eres ayuda para otras personas. Es una red de las de verdad, de las que todos estamos interrelacionados y viviendo en un mismo espacio-tiempo.

Nadie que yo conozca ha podido conseguir las ilusiones solo. Ha podido llegar hasta un punto, pero a partir de ahí ha necesitado de otros. Y eso es sano, y es natural. Es una dependencia necesaria para la evolución y porque es nuestra naturaleza. Es absurdo intentar renegar de ella e ir de ‘llaneros solitarios’ porque si llegas ‘lejos’, no ha sido gracias a un camino limpio y honesto. Y aunque eso diera igual –que no da, y que además pasa factura por la conciencia que evitamos escuchar- no quieres a nadie de verdad ni crees que nadie te quiera de verdad. Y probablemente sea cierto. Así que esa efímera alegría -poder y placer a palo seco- sólo genera la necesidad de conseguir a toda costa el próximo reto en soledad, o utilizando a otros para tal fin.

Darse cuenta de la necesidad sana y natural de los demás y buscarlos cambia mucho la realidad. Porque cuando lo encuentras, y compruebas de verdad que están a tu lado y tú al suyo, esa realidad se transforma en un lugar con esperanza, donde todavía los sueños son posibles, donde hay un sueño común de que todos los consigamos todo y lo disfrutemos juntos.

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