24 de mayo de 2012

¿Me enseñas?

La inseguridad, la falta de consecución de las ilusiones en la vida nos llevan a estar a disgusto con nosotros mismos y con los demás, de tal forma que no facilitamos a la siguiente generación su desarrollo. Su expresión menos científica viene a ser: “si yo no lo tengo, ¡que se jodan los demás!”. Lamentablemente estos “demás” son todos, aunque tratemos de dirigirlo a la sociedad injusta, machista o desigual. En este gran saco entran incluso nuestros hijos, amigos, pareja, etc. Si nos da la pataleta, no estamos para nadie y nos declaramos apagados, comunicando o fuera de
cobertura. Por lo tanto, lo que hemos conseguido no lo compartimos o lo hacemos por cuentagotas y buscando la compensación adecuada para nosotros olvidándonos de nuestra responsabilidad social y existencial.

El conocimiento es patrimonio de la humanidad, la educación es un compromiso global y el hecho de que la especie humana mejore nos compete a todos, fundamentalmente a la generación más entrada en años. Ésta debe dar la oportunidad a las almas inquietas, hambrientas de conocer, sedientas de saber. De lo contrario creamos niños, adolescentes y jóvenes adictos al muermo, abotargados, parados como muebles de desván.

Si los adultos se sienten amenazados, celosos, amenazados por la juventud, tienen un problema serio y grave, que como disponen del poder –aparentemente- ni lo enfrentan, ni lo resuelven, sino que se lo colocan a otros, en este caso a seres humanos que están comenzando a desarrollarse y les taponan el camino.

La solución sería que los poseedores de forma ilegítima del conocimiento, la sabiduría, las oportunidades en el mercado laboral, profesional, los que podrían facilitar un acceso al desarrollo se pusieran en el lugar que les corresponde que es entregarse a ello totalmente. Ésta sería la solución, y de hecho lo es. Este sector de la población ya ha pasado por las mismas dificultades que están atravesando los jóvenes de hoy y, probablemente, lo han tenido difícil. Pagar con la misma moneda, es decir, vengarse con otros es un acto de crueldad, bajeza y malrollismo importante. Sea conscientemente o no.

Se es “poseedor ilegítimo” de la sabiduría, el conocimiento, la información, porque el formato sano es “administrador”, “desarrollador”, “albacea”. Por supuesto que podemos utilizar la palabra poseer, pero no como excluyente, sino como depositario que transmite todo lo que posee y lo traspasa a otras manos, creando así una cadena sin fin. Lo otro es egoísmo y avaricia.

Pagar, pasar por el aro, aceptar relaciones de poder para obtener el alimento de la mente y el espíritu y para sentirnos felices y plenos, y poder vivir de ello es una aberración. ¿Qué queremos dejar como herencia en el planeta?

Sentirnos intimidados porque nos superen indica un alto grado de inmadurez y falta de amor y confianza, en primer lugar, hacia uno mismo, y en segundo lugar, hacia los demás.

Es fácil cambiar de posición. Pero sólo se puede hacer por amor. Sustituyendo miedo a dejar de ser los mejores, por amor. Cambiando la soledad de sobreprotegernos y no dar nada, por conciencia. Poniendo en el lugar del egoísmo, grandeza.

Es verdad que esta propuesta también nos la merecíamos nosotros y no nos la dieron. Ahora podemos cambiar esa realidad y curar el pasado en el presente. A nosotros no nos lo dieron y nos duele, pero yo puedo hacer algo por otra persona como si fuera yo el que lo recibe. Así que lo hago y ofrezco lo que tengo para el bien de la humanidad a través de los seres humanos que tengo más cerca, y que ellos lo transmitirán a su estilo.

Si, por el contrario, engrosamos un amplio sector de la población joven o no tanto, a la que se le niega la sabiduría, el aprendizaje, la realización, la superación no podemos bloquearnos porque no quieran darnos lo que nos corresponde por derecho. Seguimos buscando crear oportunidades, conectar con personas que sí están en una posición de ayuda natural y no aceptamos ninguna exclusión ni chantaje. Si lo hacemos prostituyendo nuestra ilusión, habremos caído en el saco de los que han tragado con una situación injusta sin rebelarse por miedo, ombliguismo y falta de conciencia, entrando en un serio peligro.

Que un padre tenga ilusión de que su hijo le supere es una alegría para todos. Que un profesor se entregue a transmitir toda la sabiduría a un alumno sin hacerle pagar peaje es un maravilloso espectáculo. Que la sociedad permita y promueva la superación de las generaciones venideras a las generaciones que llegaron antes es una necesidad vital para el que da y para el que recibe, porque ambos se realizan, creando una espiral infinita.

1 comentario:

  1. Me acuerdo de una frase que escuché algún día "sabes antes, no más que yo". No se puede tomar a nadie por inferior(para así otros sentirse superiores) por su menor experiencia o conocimiento en algo. Si algo se sabe hay que compartirlo y más si sabe que eso ayuda al otro. Que el alumno supere siempre a su profesor, ya lo decían en alguna película de arte marcial, jeje. Lorena.

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