9 de mayo de 2012

Te abandono. Ah, por cierto, es por tu culpa.

En las relaciones íntimas cuando no se ama, se destruye. Cuando no se busca que la otra persona sea feliz nos estamos cargando su ilusión de amor. Eso sí, todo muy encubierto. Le engañamos, le mentimos y llega la traición, el remate final para dejar fuera de juego al ser «amado» cuando sacamos a la luz lo que hay por dentro en un golpe de efecto. Lo que sacamos en esas circunstancias nunca es la verdad. Se encubre para «salvarnos» el culo, y dejar al otro con el suyo al aire.

Este tipo de personas que buscan asesinar todo lo más bello pueden formar parte de un vínculo de pareja, amigos o familia. El formato más peligroso es el de pareja porque la entrega es total, unión total, fusión, relaciones sexuales llenas de amor y pasión, ilusión de construir, crear una familia, cambiar el mundo… vamos, todo. Ahí estás completamente expuesta. Hablo de «expuesta» porque desgraciadamente, este modelo suele tener relación con la guerra de género y es una forma de maltrato,
donde se impone la violencia del desamor, de la humillación, de la desvaloración, de la usurpación de todos los valores de la mujer, del desprecio, implantando el imperio del miedo, el odio, la destrucción y todo esto esconde una profunda cobardía.

El hombre que va de capullo, en estos casos ya lleva tiempo pasando de ella, (no «dejándola de querer», puesto que nunca la ha querido, porque cuando se ama, no se puede dejar de hacerlo) y da por finalizada la relación sin contar con la otra persona ni comunicárselo. Eso sí, previamente siempre hay relación jerárquica y abuso de poder. La otra persona, la mujer que ama al hombre, lo ama, y el resto de dificultades o problemas considera que se va resolviendo con voluntad y, sobre todo, mucho amor. Ignora la posición del otro miembro de la pareja porque la oculta.

Y ahora es cuando llega la traca final que después de reproches, robo de autoridad, falta de reconocimiento o desprecio de los valores de la mujer durante los últimos tiempos, de manera más o menos explícita, decide romper la relación unilateralmente, rompiendo su corazón y sus ilusiones. Es decir, le coloca una relación de abusador-víctima que la mujer debe declinar para no caer en la trampa. Todo aquello de «eres la mujer de mi vida», «te amo y mi amor es para siempre», además de los proyectos de futuro en común, se lo cepilla de un plumazo. La mujer se queda destrozada y en estado de shock porque sí ama al hombre y no da crédito a que no sea recíproco tal y como le perjuraba su media naranja o su naranja completa que se ha transformado en un limón podrido, con perdón de los limones.

Pero esto no acaba aquí. Que te dejen, te rompan tus ilusiones, parece que no es suficiente para un maltratador de mujeres. Para que no tengas salida y te quedes neurotizándote durante el mayor tiempo posible, y si es toda la vida mejor, te dicen aquello de: «es que ya no me pones como antes», «te ha salido celulitis», «ya no me lo paso bien, me aburro contigo», «cocinas mal», o «te tiras pedos de un olor diferente a cuando nos conocimos». Hay excusas todavía más sofisticadas, que es ir de pobrecito, que sigue encubriendo a un cretino-cobarde. Como ejemplo sirve eso de «Es que no puedo. Me pides mucho, y yo, claro…», o también «bueno, las cosas duran hasta que duran, y cuando se acaban, pues eso, se acaban. Ah, ¿qué te habías hecho ilusiones? Vaya…». Todo esto resume la idea general de que te han dejado por tu culpa. Y como persona sensible -porque para amar de verdad hay que desarrollar sensibilidad-, si dudas de ti, aunque sea mínimamente de tus capacidades amatorias, emocionales, intelectuales, de autoestima o de lo que sea, te han sacado al banquillo y te han echado del equipo. Vamos y si pueden, te empujan a que dejes de jugar en ningún otro.

¿Qué hacer en estos casos, cuando tienes un dolor inmenso con una culpa pegada al cogote y unas ilusiones hechas añicos? No hundirse. Seguir luchando por la vida. Siempre. Buscar apoyo, amor, acogimiento y hacer frente a la situación. No aceptar en ningún caso que eres víctima, aunque te hayan dado ese papel, porque si te pones en víctima es imposible conectar toda la fuerza, la valentía, la indignación y el amor por ti para denunciar al maltratador, al destructor, al abusador, al traidor.

Denunciar. Eso significa decir la verdad, que la conozca todo el mundo. Y la verdad es que esa persona ha engañado, mentido, destruido. La verdad es que su comportamiento es el de un cobarde, insensible, que no cree en el amor y mucho menos en la mujer, a la que, de fondo, odia o le tiene miedo. Que no sabe lo que es ser hombre. Que ha buscado destruir todo lo sagrado: el amor, las ilusiones, la vida.

Denunciarle a él, y en su familia, y en su entorno y en todas partes. Hacerlo público. No puede cometer un acto de esta envergadura y pretender salir como si no pasara nada. ¿Estamos locos? ¿Puedes buscar acabar con la vida de alguien y que no haya respuesta? Porque consecuencias habrá. Siempre las hay. Si alguien hace mal, eso le viene de vuelta. Todo lo que ha emitido es lo que le llega de nuevo. Pero esa parte no depende de nosotras. La que sí depende es la de defendernos, denunciar, coger nuestra autoridad y plantar cara. La víctima se siente avergonzada de ser víctima, de ser comida por el perro de presa, por eso es fundamental alejarnos de ese rol.

Somos mujeres fuertes, que no toleramos ni aceptamos ese comportamiento lleno de odio, de culpabilización, de cobardía. No consiste en tomar represalias sino en ser intolerante al maltrato del tipo que sea. Porque tenemos que salvarnos, a nosotras y nuestra dignidad, ser ejemplo para otras mujeres, y salvar nuestro amor para los hombres que sí aman, que sí nos aman y que están a nuestro lado.

Animo a todas a seguir ese ejemplo porque existen mujeres que abren caminos, que saben lo que valen, y no toleran el maltrato. Nuestro amor lo vale todo, por eso hay que ponerlo a salvo. Es necesario perder el miedo y buscar apoyo. Es urgente pasar a la acción y luchar por vivir.

2 comentarios:

  1. Ole, ole y ole!!! Qué artículo tan bueno y lleno de verdades verdaderas. Muchas gracias, bonita, por escribir algo tan profundo e inspirador. Eres una de esas mujeres. Me encanta!! L<3

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  2. Muchas gracias, le pones palabras a mi experiencia y me abres los ojos a la verdad, no me amó nunca.

    Eres grande, te quiero y te admiro.
    besos

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