21 de mayo de 2012

Mitos y fábulas

Cuando aprendemos lo hacemos de diversas maneras y utilizamos diferentes sentidos. Comprender la realidad, conocer la verdad para poder rebelarse es el objetivo del ser humano comprometido con la vida, con la finalidad de ser feliz, libre y poderoso. Es decir, que busca comprender y aprender.

El ser humano, a su pesar en muchas ocasiones, busca irremediablemente explicación a lo que ocurre en sí mismo y a su alrededor. Muchas veces se engaña, y otras no se atreve a ir al fondo de la cuestión. Para ello se inventa mitos y leyendas que transmite de generación en generación, pero siempre están impregnadas de la verdad que proyectamos sobre nuestras creencias, deseos, miedos e ilusiones. Por otro lado, una de las
maneras en las que aprendemos es a través de las narraciones, cuentos o fábulas.

Si juntamos ambos conceptos, ambos formatos encontramos las fábulas míticas o los mitos fabulísticos.

Aquí va uno para comprender… bueno, mejor no anticipamos la moraleja mitológica.

“Había una vez un león de color morado a cuadros azules en una manada de leones de color morado, sin cuadros. Él iba orgulloso de sus cuadros hasta que algún comentario desafortunado, le dolió haciéndole sentir diferente y no para bien. Comenzó a dudar de su belleza, de su importancia, de sus valores. Sintió que el color morado liso era más atractivo que los cuadros. Bajar la guardia y comenzar a sentirse inferior y triste fue el comienzo de que todos le vieran así, inferior y triste. Deseó ser morado por completo. Lo deseó tanto que una noche, soñó con la solución. 

Al día siguiente se fue a un campo de moras. Recordaba que la lengua se pone morada cuando uno las come, así que podría hacer lo mismo con todo su cuerpo si se restregaba con ellas. Al meter las garras, percibió que el color con el que se le teñían era el del resto de los leones. Eso significa que habían pasado por esa situación antes que él. De hecho, probablemente cada uno tendría un estampado: cuadros, rayas, flores, topos, etc. que habían intentado cubrir para ser igual al resto.

Se dio media vuelta, y volvió a la manada con sus cuadros sabiendo quién era y sintiéndose orgulloso por ello. Tomo la decisión de defender la dignidad de los estampados los llevara quien los llevara, porque eso significaba autenticidad.

Probablemente acabaría encontrando una leona de color morado, o rosa o verde con estampado de flores o de corazones o de motivos primaverales, da igual. Lo más seguro es que se sintieran salvajemente atraídos, se enamoraran y tuvieran cachorros felinos de color morado o rosa o verde con estampado de cuadros y flores o corazones o motivos primaverales. Pero esto es otra historia. Eso sí, muy bonita, seguro”.

Moraleja: Busca la verdad dentro de ti, seas un león, una mofeta o un geranio. O un ser humano. Y no trates de ocultarla porque eso no te va a hacer sentir mejor, sino todo lo contrario: perderás tu identidad y tu dignidad.

Hasta ahora hemos visto la fábula-cuento pero ¿y el mito? ¿Cuál es? En el mito hay dioses, semidioses y héroes. Precisamente el león es uno de estos últimos: un héroe. Anónimo, pero héroe. Porque a pesar de todo lo que tenía en contra, de no saber quién era, ni tener referentes, él decidió seguir siendo auténtico.

La realidad está llena de héroes anónimos que abren camino y transforman su aprendizaje en enseñanza con moraleja de las buenas.
En el mundo existen héroes y heroínas que no se rinden, que luchan por defender la dignidad de todos y todas, que no tienen vidas de cuento pero sí convierten sus andaduras en oportunidades para todos/as de seguir ese ejemplo.

Moraleja final o metáfora didáctica: Salgamos a la calle con nuestras tres cabezas, nuestros ocho tentáculos de color marfil o nuestra espalda con escamas y mostrémoslas al mundo. Siempre habrá alguien cerca de un campo de moras que, al vernos, puede que cambie de idea y se limpie las patitas para seguir siendo él/ella mismo/a.

1 comentario:

  1. Jejejeje... Qué bonito todo. Hay que quererse, aceptarse y superarse uno mismo. :)Lorena

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