16 de mayo de 2012

Y a ti, ¿quién te quiere?

Si tuviéramos que decir con cuántas personas tenemos una relación de amor de verdad, tal vez nos sobraran todos los dedos de la mano o varios, en el mejor de los casos. Si tuviéramos que dar los nombres de las personas que nos aman por encima de todo, y a las que amamos sin condiciones, es decir, con las que tenemos una unión auténtica, pura, de verdad puede que nos quedáramos mudos pasando lista. En este recuento no valen los hijos o las hijas; nos quieren incondicionalmente por el hecho de ser sus padres y madres, por lo menos hasta que tengan edad de valorar si hemos estado a la altura de las circunstancias. Por supuesto, no valen las relaciones imaginarias, aunque sean un buen entrenamiento para proyectar las relaciones que queremos tener en la realidad.

Esta evaluación es importante hacerla desde la sinceridad y, para ello, debemos saber qué es una relación de amor, aunque no la hayamos visto más que en películas. Colocarnos en la posición de cómo nos gustaría amar y que nos
amaran, sin mentiras, sin traiciones, por lo que somos y no por lo que tenemos o lo que hemos conseguido, apoyándonos mutuamente, colaborando en construir y desarrollar ilusiones, haciéndonos felices, dando y recibiendo lo mejor que tenemos y que nos ofrecen.

Después de ver el resultado de cómo están las relaciones que mantenemos de verdad y las que son de otro tipo, llegamos a la pregunta del millón en este tema: ¿cómo es la relación con nosotros mismos? ¿Nos queremos de verdad y nos hacemos felices? ¿O sólo nos gustamos a veces? Puede que ni siquiera eso, y hasta nos caigamos mal.

¿Nos recomendaríamos a las demás personas? ¿Y a mí misma? Juguemos a lo siguiente. Escribamos una carta de recomendación sobre mí. Es decir, si me llamo Manolo, redactemos en tercera persona: “Manolo es un hombre maravilloso, súper macho, con unos grandes ideales, bla, bla, bla …”. Y todas las descripciones positivas y constructivas que se nos ocurran. Después de haberla escrito, es importante leerla con cierta distancia, para valorar los resultados. ¿La enviaríamos a la gente para que la leyera? ¿Nos daría vergüenza?  

Si me cuesta tener una relación conmigo llena de amor, valoración y respeto, una manera de hacerlo es imaginarme tal y como era en la infancia. Es decir, si a mí como Manolo me cae mal el Manolito de cuatro o cinco años o, de lo contrario, tengo una autopercepción de niño maravilloso. ¿Cómo era Manolito de pequeño?

Mientras no tengamos una relación bonita con nuestro verdadero yo sino una autoimagen negativa y pesimista, iremos fatal. Nuestra carta de recomendación probablemente será para recomendar que salgan corriendo cuando nos vean sin posibilidad remota de amistad. Y si no nos saludan por la calle, lo comprenderemos.

Nos han comido la olla, pero bien. Ver a Manolito como un niño maravilloso con cuatro años, parece que no resulta tan difícil, pero ver a Manolito con treinta, cuarenta o cincuenta como un ser humano grande, maravilloso con un montón de valores –que probablemente estén en la UCI pero están- nos parece ciencia-ficción.

Partamos de ahí. De una relación maravillosa hacia nosotros y nosotras. Empecemos por valorarnos, por querernos, por respetarnos tal y como somos. Necesitamos redescubrirnos y no seguir aceptando la imagen que nos han impuesto otras personas desde que llegamos a este mundo, que habitualmente no es positiva, o por lo menos suele ser incompleta, y no se corresponde con la realidad. Profundicemos en quiénes somos de verdad y dejemos de meternos caña pensando que somos lo que no somos, neurotizándonos con un montón de defectos, de carencias, de errores.

Sólo con una base sólida de autoconocimiento y amor hacia lo más profundo de nuestro propio ser, podremos dar lo mejor y buscar recibir lo mismo de las otras personas sin aceptar sucedáneos, desde la autenticidad.

Así, mi carta de recomendación como Manolo o Matilda tomará un cariz diferente, y mis dedos de las manos se llenarán de relaciones de verdad. Además, no sólo me caeré bien, sino que tendré una relación de amor conmigo, que podré desarrollar y seguiré creciendo, aprendiendo, evolucionando. Y ese modelo de relación se hará extensiva a quienes busquen y ofrezcan lo mismo que yo.

2 comentarios:

  1. Qué grandes verdades. "desde ahí nos caeremos bien y desarrollaremos relaciones con todos los que busquen y ofrezcan los mismo que nosotros". Me quedo con este resumen ;) LAM

    ResponderEliminar
  2. Juan es un macho dominante que ama a la Mujer por encima de sus daños Y de los daños de los/las demás.Juanito es un niño valiente que dice la verdad y ama y defiende la Vida

    ResponderEliminar