Probablemente, a estas alturas
del partido, a base de repetirlo y comprobarlo, nos hemos dado cuenta de que
solos y solas no podemos. Si hay alguien que aún piensa que hacerlo de esa manera es sinónimo de
fortaleza y que la ayuda significa debilidad, que se dé una vuelta por sus
creencias, que lo más seguro es que se la hayan colado.
Teniendo ese primer paso
aceptado, el siguiente es hacer equipo. ¿Qué significa esto? Que cada cual pone
lo mejor de sí en las relaciones al servicio de un objetivo en común, sin
olvidar las ilusiones personales que hay que proteger, desarrollar y sacar
adelante. Por supuesto, hablamos de
un equipo sano.
un equipo sano.
En torno a este tema, hay varias
cuestiones a abordar.
No es lo mismo tener relaciones
de amor que hacer equipo. Lo primero no implica lo segundo, pero lo segundo sí
que implica lo primero. Puedes tener relaciones de amor, donde amas y te aman, donde están a tu lado y tú al suyo sin hacer equipo necesariamente. En
cambio, no puedes hacer equipo si las relaciones no se basan en la unión y
verdadera colaboración. Hacer equipo es dar un paso más allá. Es crear una
estructura mucho más fuerte porque hay un objetivo, una dirección a la que
dirigirse y para la que se pone toda la energía, que se suma.
Existe el miedo generalizado de
perder la identidad individual cuando se hace equipo. El equipo no fagocita, sino que potencia los valores y el poder personal. No acabas formando parte de
una masa uniforme, sino que brillas como cada integrante con tu estilo personal.
Para que el equipo funcione, los
miembros tienen que estar en plenas facultades a todos los niveles. Por ese
motivo es fundamental asentar unas bases que se fundamentan esencialmente en no
sufrir ni hacer sufrir, en poner a las personas y las relaciones por encima del
sistema social que antepone las normas, los papeles, las reglas, las firmas,
los anexos, la letra pequeña por encima de los seres humanos, creando una distancia
insalvable entre ellos generando destrucción con miedo, abuso, sacrificio,
obligación… Que las personas del equipo garanticen su perfecto estado y
funcionamiento significa que el poder y la fuerza es cada vez mayor, haciéndose
invencibles. Invencibles en el sentido de que no pueden con ellas porque no se
rinden, no se venden y siguen adelante desde la bondad.
El paso previo, posterior e intermedio es la comunicación y la búsqueda de soluciones sanas a cualquier conflicto.
Las relaciones deben mantenerse limpias por el bien de todos y todas. He aquí unos
ejemplos de las causas típicas de peligro en el equipo: luchas de poder, falta
de responsabilidad, vacío de poder, miedo a quedarse fuera y no hacer equipo,
miedo a quedarse muy dentro y no desarrollarse como individuo, etc.
Todo eso son problemas personales
que se llevan al grupo, se proyectan en él, y visto desde el lado positivo, es
la oportunidad de darles solución. De lo contrario se empiezan a crear
subgrupos, conflictos que no se resuelven cuando no hay voluntad de hacerlo y por
fin, destrucción del equipo.
La formación del equipo es
horizontal, no hay jerarquías. En el equipo la clave es la colaboración, no la competición. Hay una persona que dirige porque en ese momento
es la más adecuada, y se van relevando para que la persona descanse y además
todas puedan ejercer la labor de dirección o guía. No hay mayorías ni minorías,
se busca el bien de todos, colectivo e individual, porque es posible y porque no se aceptan «víctimas
asumibles».
Atención: ni caso a quienes transmitan actitudes y comportamientos pesimistas, que se someten al sistema, secuaces del dinero y el poder sin escrúpulos
y demás parientes. Su discurso para abatir el equipo, del que no quieren formar
parte, es el de la descalificación y el desprecio, con ataque frontal o
indirecto, y el mensaje es siempre parecido: somos gente loca, ilusa, colgada, que perseguimos una quimera, una utopía y que ya nos daremos
cuenta de nuestra equivocación. Esos, lo más suave. Hay quienes, con impotencia y
rabia exclaman que eso no es posible y que todo es mentira y que somos unos
farsantes. ¿Por qué no quieren formar parte? Porque no creen en los seres
humanos ni en la Vida. El daño que tienen con eso es grande, y la voluntad de
cambiarlo, muy pequeña.
En todo caso, cuando los ataques
nos pillan cerca, protegerse, y cuando nos van a dar, defenderse. Y todo el
rato, seguir haciendo equipo para construir.
El equipo lo pueden formar dos
personas, tres o más, e incluso toda la humanidad. El objetivo puede ir desde
educar a un niño o una niña, en el caso de los padres y madres que hacen equipo para ello -junto
con el profesorado y todo el entorno cercano- hasta hacer un
cambio global con todos y cada uno de los seres que habitamos este planeta.
En el equipo hay una consigna crucial donde se asientan las bases: la Vida es sagrada. Ésta regula todas las acciones y relaciones de manera horizontal y transversal. Integrando este parámetro e integrando la vida como un miembro del equipo, es imposible la derrota, el éxito está
asegurado.
Una forma verdadera y profunda de entender cómo funcionan las relaciones personales. Gracias. Lorena.
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