Vivir en el presente es la única
manera de luchar por el futuro que soñamos. Anclarnos lamentándonos por el
pasado, por lo que no hicimos es un indicador de nuestra pasividad y condena
para el mañana.
La nostalgia es una onda de melancolía
que parece transmitirnos que cualquier tiempo pasado fue mejor. A menudo con
esas emociones solemos estar comunicando una pasividad o derrota.
Los tiempos condicionales
transmiten miedo, inseguridad, preocupación. A veces arrepentimiento, como
ocurre en el pasado condicional. “Si hubiera hecho esto…”
En el presente, lo que comunica
es un estudio de mercado poco más o menos. Las estrategias son necesarias, pero
hay que tener cuidado con no ser demasiado mentales o dejaremos el alma
aparcada. “Si hago esto, ocurre lo otro”. Son estimaciones, probabilidades,
pero no lo sentimos de
verdad dentro de nosotros. Cuando uno toma una decisión desde otra parte que no es su cabeza, sabe que está bien, pero no puede augurar las consecuencias detalladas.
verdad dentro de nosotros. Cuando uno toma una decisión desde otra parte que no es su cabeza, sabe que está bien, pero no puede augurar las consecuencias detalladas.
Los perfectos, imperfectos, pluscuamperfectos
son enrevesados y a veces, muy dependientes o simplemente, vaguedades.
Las conjugaciones de subjuntivo,
indirectas.
Los tiempos compuestos,
rebuscados.
Y listo.
Pues bien, éste ha sido un
análisis sesgado, de conveniencia, como algunas bodas y compromisos. Evidentemente,
todas las conjugaciones verbales son necesarias para la comunicación, la
expresión y el entendimiento con múltiples matices.
La cosa cambia cuando lo que
pretendemos es pasar del diálogo a la acción.
Todos los tiempos futuros
expresan deseos, pero no determinaciones. Son como el cuento de la lechera.
Todos los tiempos pasados
rememoran circunstancias que no se pueden rescatar por mucho que nos empeñemos.
Y cuando nos empeñamos, seguimos dejando que el presente se nos escurra entre
los dedos.
Como estrella invitada del “quiero
y no puedo” de las verbalizaciones de cambios reales en el presente tenemos las
perífrasis. Todas ellas nos delatan y nos visten el pijama de rayas
inmediatamente. Es más que habitual escuchar la respuesta que trata de salir
del paso y evitar un tercer grado a preguntas más comprometidas. La primera que
se formula, después de haber planteado el enunciado del problema es: “Entonces,
¿qué decides?”. Esta pregunta nos la podemos hacer a nosotros mismos o puede
que nos la haga otra persona, parte interesada en la situación. La respuesta
lamentable que solemos brindar a la afición es “Yo quiero hacer… En realidad,
tengo que hacer… Lo que digo es que voy a hacer…”. Palabras, palabras,
palabras.
Cuando hay cambios, decisiones,
acciones el verbo se conjuga en presente de indicativo. Porque ahí está el
cambio. Hacerlo en futuro, condicional, obligación, imperativo, duda, posibilidad,
etc. sólo es el reflejo de lo que nos pasa por dentro y es que no creemos en
nosotros ni en lo que afirmamos. Eso nos lleva a fracasar estrepitosamente.
Escucharse y escuchar. Por mucho
que queramos mentir –o aunque no queramos hacerlo-, las palabras tienen su propia
personalidad y a pesar de sujetarlas con firmeza, son libres y se nos escapan.
Para comprender lo que hay en el fondo de la persona debemos estar atentos y
cogerlas al vuelo, porque son como el carbono 14 de la sinceridad. Si además,
afinamos el oído para escuchar el tono con el que se dice, sabremos el grado de
autenticidad que porta cada una de ellas.
Enunciar en voz alta una
decisión, una afirmación, un cambio es impactante si lo hacemos de verdad, en
tiempo presente y con conciencia.
El resto de los tiempos verbales,
podemos utilizarlos para millones de cosas. No es necesario empobrecer una
lengua tan rica como la nuestra, pero que no nos despisten en nuestro camino
hacia adelante ni nos hagan detenernos a esperar sin ni siquiera saber a qué.
Lo estás haciendo fenomenal, me ha encantado este artículo con todos esos puntos tan importantes... jajaja.
ResponderEliminarTe agradezco profundamente todo lo que haces tan generosamente. Encargarte de la kiva, del territorio, del herbolario, de la talla, de escribir tan sabiamente... es mucho lo que haces y muy importante. Puedes pedirme ayuda cuando lo necesites para lo que necesites que te hago hueco como sea para echarte una mano, ya sea con facturas o lo que sea.
te quiero gracias por estar a mi lado en la revolución espiritual.
Mujeres grandes!! Existe el aquí y ahora. Lorena.
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