28 de junio de 2012

Canto a la libertad

La libertad es un derecho fundamental con el que todos los seres humanos nacemos. Mantenerla en estado puro es una responsabilidad de todos.

La libertad es lo contrario al sometimiento, con o sin consentimiento.

Nacemos libres y para que ese hecho no sea una amenaza al orden establecido, nos someten a un exhaustivo lavado de cerebro cuando no podemos defendernos. Los grilletes invisibles son los que nos mantendrán inmóviles desde ese momento hasta el final de nuestros días, con cadenas que humanamente no podemos romper porque ni siquiera las vemos. Nos sentimos limitados, impotentes y con poca fuerza para conquistar ese
derecho del que nos despojaron de forma ilegítima.

Habitualmente, en estas circunstancias nos empeñamos en tirar con fuerza para alcanzar nuestras metas, agotándonos en el intento. Y lo de que “la llave la tengo yo”, está muy bien pero no nos lo creemos ni en broma.

Tú intenta decirle a alguien (incluido/a a ti mismo/a) que puede ser libre, que está en su mano ser feliz y la reacción será de incredulidad y cinismo. Algo así como “¿Te estás quedando conmigo o te has comprado el último bestseller de autoayuda?”. Aunque lo que en realidad quiere transmitir es: “Me estás dando una llave que no está a la altura de mi problema real, sino que responde a otro, o faltan pasos previos que no mencionas para abrir el candado de la jaula”.

Ser libre consiste en no aceptar ninguna autoridad por encima de la propia, ni imponer la propia por encima de ninguna otra. A menudo se suele utilizar la expresión “la libertad de uno termina donde empieza la del otro”. Esto viene a referirse a que se puede ser libre sin perjudicar a otro ser humano, que también lo quiere ser. En realidad, la libertad es para vivirla desde el amor y la conciencia.

La libertad es ilimitada y no puede atropellar a nadie. No tiene principio ni fin, es infinita, siempre desde el respeto, desde el equilibrio. El universo es una red donde todos los elementos se unen y cuando uno se mueve, los demás también lo hacen formando una ola o un tsunami. Esto no significa que no seamos libres e independientes, sino que lo tenemos que tener en cuenta. Si nos movemos suavemente, siguiendo nuestros impulsos, será bueno para todos los demás seres que sentirán un movimiento agradable, valiente, poderoso y querrán seguir nuestro ejemplo.

Poder movernos libremente, sentir con libertad, tomar decisiones autónomas, sin coacción, manipulación o temor es una tarea pendiente. Las cadenas que nos tienen atrapados nos mortifican y nos sentimos pesimistas. Aunque sea libre, ¿dónde ejerceré mi libertad si está el patio como está? Así pues, no nos liberamos, porque después de todo el esfuerzo que supone hacerlo lo más probable es  que no merezca la pena. Esta afirmación, como todas las que nos llevan a derrotarnos, no absolutamente falsas.

En caso de liberarnos, la sensación que tendremos es nueva para nosotros, por lo que es imposible que sepa lo que va a pasar y cómo me voy a sentir. Es sólo una excusa para no hacerlo.
“¿De qué liberarse?” y “¿Cómo hacerlo?” son dos preguntas que necesitan respuesta urgente. Nos liberamos de todo lo que nos hace sufrir, incluido el propio sufrimiento en sí mismo, de todo lo negativo, de las mentiras, de la derrota, del negativismo, y un largo etcétera. Aquí podemos hacer una lista e ir uno por uno soltando lastre.

¿Cómo hacerlo? Trascendiendo. Eso significa que, aunque yo como humano esté hecho polvo, mi conciencia, mi espíritu está por encima y es libre porque su esencia es ésa precisamente. No importa que el cuerpo no consiga liberarse; ya lo hará. Lo que no puede estar encadenado de ninguna manera es nuestra alma. No se trata de verse desde arriba, separado del cuerpo como una experiencia extrasensorial, sino de saberse libre en cuanto a la voluntad, entender y comunicar que no nos pueden doblegar.

Ser libre consiste en ir a por lo que quieres y decir que no a lo que no quieres. Es muy sencillo. Y en ese camino, saber que no hay nadie por encima de nosotros, y nadie por debajo. Es ejercer este derecho como ejemplo para toda la humanidad y para ello, hay que ser muy valiente y hacerlo por amor.
¡Que vuelen las conciencias!

1 comentario:

  1. "Lo que no puede estar encadenado de ninguna manera es nuestra alma." Me quedo con esta frase. Muy bueno. Lorena.

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