La libertad es un derecho
fundamental con el que todos los seres humanos nacemos. Mantenerla en estado
puro es una responsabilidad de todos.
La libertad es lo contrario al
sometimiento, con o sin consentimiento.
Nacemos libres y para que ese
hecho no sea una amenaza al orden establecido, nos someten a un exhaustivo lavado
de cerebro cuando no podemos defendernos. Los grilletes invisibles son los que
nos mantendrán inmóviles desde ese momento hasta el final de nuestros días, con
cadenas que humanamente no podemos romper porque ni siquiera las vemos. Nos
sentimos limitados, impotentes y con poca fuerza para conquistar ese
derecho del que nos despojaron de forma ilegítima.
derecho del que nos despojaron de forma ilegítima.
Habitualmente, en estas circunstancias
nos empeñamos en tirar con fuerza para alcanzar nuestras metas, agotándonos en
el intento. Y lo de que “la llave la tengo yo”, está muy bien pero no nos lo
creemos ni en broma.
Tú intenta decirle a alguien
(incluido/a a ti mismo/a) que puede ser libre, que está en su mano ser feliz y
la reacción será de incredulidad y cinismo. Algo así como “¿Te estás quedando
conmigo o te has comprado el último bestseller de autoayuda?”. Aunque lo que en
realidad quiere transmitir es: “Me estás dando una llave que no está a la
altura de mi problema real, sino que responde a otro, o faltan pasos previos
que no mencionas para abrir el candado de la jaula”.
Ser libre consiste en no aceptar
ninguna autoridad por encima de la propia, ni imponer la propia por encima de
ninguna otra. A menudo se suele utilizar la expresión “la libertad de uno
termina donde empieza la del otro”. Esto viene a referirse a que se puede ser
libre sin perjudicar a otro ser humano, que también lo quiere ser. En realidad,
la libertad es para vivirla desde el amor y la conciencia.
La libertad es ilimitada y no
puede atropellar a nadie. No tiene principio ni fin, es infinita, siempre desde
el respeto, desde el equilibrio. El universo es una red donde todos los
elementos se unen y cuando uno se mueve, los demás también lo hacen formando una
ola o un tsunami. Esto no significa que no seamos libres e independientes, sino
que lo tenemos que tener en cuenta. Si nos movemos suavemente, siguiendo
nuestros impulsos, será bueno para todos los demás seres que sentirán un movimiento
agradable, valiente, poderoso y querrán seguir nuestro ejemplo.
Poder movernos libremente, sentir
con libertad, tomar decisiones autónomas, sin coacción, manipulación o temor es
una tarea pendiente. Las cadenas que nos tienen atrapados nos mortifican y nos
sentimos pesimistas. Aunque sea libre, ¿dónde ejerceré mi libertad si está el
patio como está? Así pues, no nos liberamos, porque después de todo el esfuerzo
que supone hacerlo lo más probable es
que no merezca la pena. Esta afirmación, como todas las que nos llevan a
derrotarnos, no absolutamente falsas.
En caso de liberarnos, la
sensación que tendremos es nueva para nosotros, por lo que es imposible que
sepa lo que va a pasar y cómo me voy a sentir. Es sólo una excusa para no
hacerlo.
“¿De qué liberarse?” y “¿Cómo
hacerlo?” son dos preguntas que necesitan respuesta urgente. Nos liberamos de
todo lo que nos hace sufrir, incluido el propio sufrimiento en sí mismo, de
todo lo negativo, de las mentiras, de la derrota, del negativismo, y un largo
etcétera. Aquí podemos hacer una lista e ir uno por uno soltando lastre.
¿Cómo hacerlo? Trascendiendo. Eso
significa que, aunque yo como humano esté hecho polvo, mi conciencia, mi
espíritu está por encima y es libre porque su esencia es ésa precisamente. No
importa que el cuerpo no consiga liberarse; ya lo hará. Lo que no puede estar
encadenado de ninguna manera es nuestra alma. No se trata de verse desde
arriba, separado del cuerpo como una experiencia extrasensorial, sino de
saberse libre en cuanto a la voluntad, entender y comunicar que no nos pueden
doblegar.
Ser libre consiste en ir a por lo
que quieres y decir que no a lo que no quieres. Es muy sencillo. Y en ese
camino, saber que no hay nadie por encima de nosotros, y nadie por debajo. Es
ejercer este derecho como ejemplo para toda la humanidad y para ello, hay que ser muy valiente y hacerlo por amor.
¡Que vuelen las
conciencias!
"Lo que no puede estar encadenado de ninguna manera es nuestra alma." Me quedo con esta frase. Muy bueno. Lorena.
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